¿Quién fue Labán en la Biblia?

¿Conoces la historia de Labán en la Biblia? ¿Sabes quién fue este hombre y por qué se convirtió en suegro de Jacob entregando a sus dos hijas al mismo hombre? Si quieres saber más sobre este personaje, sigue leyendo este artículo.

Labán fue un hombre usado por Dios para tratar el carácter de Jacob, el cual había dejado a su familia porque robó la primogenitura y la bendición de padre a su hermano Mayor Esaú. Así Labán fue un hombre que vivió con Jacob muchos años y que al igual que él, fue muy tramposo.

Labán era el padre de Lea y Raquel y suegro de Jacob. Era hijo de Betuel el arameo y hermano de Rebeca, la esposa de Isaac (Génesis 24:29; 25:20). Por tanto, además de suegro, Labán era también tío de Jacob.

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¿Qué significa el nombre Labán?

El significado del nombre Labán proviene del original hebreo «לָבָן» o su trasliteración «Laban«, que significa probablemente «blanco».

Labán vivía en Harán de Paddán-Aram, en Mesopotamia (Génesis 24:15; 28:2; 29:4-5). Cabe recordar que el padre de Labán, Betuel, era hijo de Nacor, hermano de Abraham. Esta parte de la familia permaneció en Harán después de la inmigración de Abraham y Lot.

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La historia de Labán en la Biblia

Labán aparece por primera vez en la Biblia en el episodio en el que Abraham envía a su siervo a Harán para encontrar una esposa para su hijo Isaac.

Labán quedó impresionado e interesado por los valiosos regalos que llevaba el siervo del patriarca. Labán aceptó rápidamente y animó a que se celebrara el matrimonio (Génesis 24:22-53).

Fue en la tierra de Labán donde Jacob también encontró esposa, al igual que su padre. Como se ha mencionado, el primero se casó con Rebeca, la hermana de Labán, mientras que el segundo se casó con Lea y Raquel, las dos hijas de Labán.

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Labán engaña a Jacob

Mucho tiempo después, Jacob partió hacia la casa de Labán huyendo de la ira de su hermano Esaú.

Allí conoció a Raquel, de la que pronto se enamoró. Deseando casarse con la joven, Jacob llegó a un acuerdo con Labán en el que se emplearía durante siete años en el cuidado de sus rebaños. A cambio, recibiría el derecho a casarse con Raquel (Génesis 29:18).

Sin embargo, Labán engaño a Jacob dándole por esposa a su hija mayor, Lea, en lugar de Raquel.

Cuando Jacob se dio cuenta de que había sido engañado por Labán, le pidió explicaciones. Labán reclamó entonces que la hija menor no se casaba antes que la mayor, aunque en ningún momento esto fue informado a Jacob.

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Labán hizo un nuevo pacto con Jacob de siete años más de trabajo

Labán hizo un nuevo acuerdo de trabajo, esta vez por su hija menor.

Jacob aceptó trabajar otros siete años para poder casarse con Raquel. Este nuevo matrimonio tuvo lugar después de una semana (Génesis 29:21-30), es decir, Jacob no tuvo que esperar los siete años para tener a Raquel.

Algún tiempo después, Jacob deseó dejar la casa de Labán y regresar a su tierra, pero Labán no quiso que se fuera. Creía que había prosperado gracias a la presencia de Jacob en su tierra (Génesis 30:25-27). Entonces Labán le propuso a Jacob un salario de entre los rebaños.

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Labán cambia el salario de Jacob diez veces

Labán buscó un acuerdo provechoso para él durante muchos años, en el que se acordaba que ciertos animales pertenecerían a Jacob. Sin embargo, Jacob prosperó mucho y su rebaño creció más que el de Labán.

Así, aunque Jacob hizo muchos «trucos» para tener un rebaño más grande que el de su suegro, Labán era igual o más astuto que Jacob y le cambio el salario diez veces, siempre con el objetivo de tener más que su yerno (Génesis 31:7).

Nota importante: Estos sucesos son una clara demostración del plan divino de Dios de convertir a Jacob realmente en un hombre de Dios, el cual debía ser tratado con la misma moneda con la que él trataba a los demás, y así su carácter fuera quebrantado y transformado.

Labán y Jacob se separan

Finalmente, al darse cuenta de que Labán se sentía agraviado, Jacob reunió a su familia, sus siervos y sus rebaños y regresó a su tierra tras veinte años de servicio en Harán (Génesis 31:41).

Incluso las hijas de Labán creían que su padre las había utilizado injustamente como moneda de cambio para conseguir más bienes (Génesis 31:15).

Cuando Labán se enteró de que Jacob había partido, no tardó en salir a perseguirlo por el camino. Pero durante su empeño Dios le advirtió que no hiciera ningún daño a Jacob (Génesis 31:22-24).

Cuando Labán alcanzó a Jacob, le acusó de haber obligado a sus hijas a acompañarle, así como de haber robado sus ídolos. Pero nada de esto era cierto.

Lea y Raquel no se pusieron en marcha con Jacob de forma forzada. Además, Jacob no había robado los ídolos de la casa de su suegro. La responsable era Raquel, y su marido ni siquiera sabía lo que había hecho.

Pero finalmente Labán y Jacob hicieron una alianza. Acordaron mantener el respeto mutuo, y Labán consintió que Jacob se marchara finalmente de forma pacífica.

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La historia de Labán revela que era un hombre muy astuto y codiciso. Además. también podemos observar que reconoció el poder del Dios de Abraham, Isaac y Jacob, pero al parecer no abandonó su idolatría.

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