La intercesión es una forma de oración por otra persona. Nos conforma y nos une a la oración de Jesús, el cual intercede ante el Padre por todos los hombres, especialmente por aquellos que pedimos. En la intercesión debemos incluir también a nuestros enemigos.
La vida cristiana implica una integridad al más alto nivel, debido a que Dios desea que sus hijos cada día sean transformados a su imagen, esa tranformación implica que en nuestra vida espiritual no solamente es importante el individualismo, sino que el Señor desea pluralidad.
Justamente en ese momento es importante la oración, no solo desde un punto de vista individual, sino desde el punto de vista de que todo creyente hace parte de un cuerpo, el cuerpo de Cristo y que es necesario interceder por cada uno de los santos de la iglesia local.
Vea también: ¿Cuáles son los tipos de oración en la Biblia?
Contenido
¿Qué es la intercesión espiritual?
La palabra «interceder» puede utilizarse en el Antiguo Testamento para traducir un término hebreo que transmite el sentido de «pedir». En el Nuevo Testamento estas palabras pueden traducir un término que significa «petición». Pero el sentido de la intercesión se aplica cuando la petición, la solicitud o la apelación la hace alguien en nombre de otras personas.
Los estudiosos señalan también que, en cierto sentido, la intercesión en la oración puede implicar también una actitud de «conexión», es decir, cuando dos personas están de acuerdo y en comunión. En este sentido, cuando el creyente intercede por alguien se muestra a favor de esa persona.
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La intercesión en la Biblia
En la Biblia tenemos muchos ejemplos de intercesión. Justo en el libro del Génesis, por ejemplo, Abraham aparece como alguien que tenía el don de la intercesión (Génesis 20:7). El libro del Éxodo también muestra cómo Moisés intercedió en favor de Israel (Éxodo 32:31-32). De hecho, se puede observar que los profetas del AT, eran intercesores, es decir, oraban a Dios en nombre del pueblo.
El propio Señor Jesús es un ejemplo de intercesor de su pueblo ante el Padre (Romanos 8:34; Hebreos 7:25; 1 Juan 2:1,2). Se puede observar como los Evangelios recogen las oraciones de Jesús al Padre en nombre de sus discípulos (Juan 17:15). Un ejemplo de intercesión del Señor es cuando oró en nombre de Pedro (Lucas 22:32).
En la Carta a los Romanos, el apóstol Pablo señala que la intercesión también forma parte del ministerio del Espíritu Santo. El Espíritu Santo intercede por los creyentes con «con gemidos que no pueden expresarse con palabras» (Romanos 8:26).
Además, podemos ver, como el apóstol Pablo es también un gran ejemplo de intercesión. El cual oraba a Dios intercediendo por los creyentes (Efesios 3:14-21).
La intercesión en la vida cristiana
La intercesión debe ser una práctica constante en la vida cristiana. El creyente debe interceder ante Dios en la oración por sus familiares, amigos y hermanos en la fe. Santiago, por ejemplo, nos enseña a interceder juntos entre hermanos de la Iglesia.
El Apóstol dice: «confiésense unos a otros sus pecados, y oren unos por otros, para que sean sanados. La oración del justo es poderosa y eficaz» (Santiago 5:16).
Ahora, la intercesión en la vida del cristiano no deber estar sesgada simplemente a su familia o amigos. De hecho, el cristiano también debe presentarse delante de Dios en intercesión por aquellos que no forman parte de su círculo social.
En este sentido, el propio apóstol Pablo aborda este tema diciendo: «Así que recomiendo, ante todo, que se hagan plegarias, oraciones, súplicas y acciones de gracias por todos, especialmente gobernadores y por todas las autoridades…» (1 Timoteo 2:1-2). Es decir que nuestra oración debe ir mucho más allá.
Vea aquí: Versículos de la sobre sobre Dios está contigo
De hecho, la intercesión debe llegar en nuestra vida hasta el nivel de poder orar por nuestros enemigos y por las personas que nos hacen mal, sobre este punto el Señor Jesús enseñó. « Pero yo les digo: Amen a sus enemigos y oren por quienes los persiguen» (Mateo 5:44).
Importante: es importante señalar que Dios no siempre responde a la intercesión de la manera que esperamos. Abraham, por ejemplo, intercedió para que Sodoma no fuera destruida, pero no tuvo éxito (Génesis 18:23-30). Eso nos muestra la hermosa soberanía de Dios.
¿Cómo debemos interceder unos por otros?
La Palabra de Dios nos enseña la forma correcta de interceder delante Dios en favor de los demás. En la Carta a los Efesios, podemos encontrar un ejemplo de la intercesión del apóstol Pablo por los creyentes de Éfeso. Este registro proporciona una buena orientación sobre cuál debe ser el contenido de la intercesión en la Iglesia, veamos algunos principios:
- El creyente debe interceder ante Dios para que los hermanos de la iglesia tengan luz sobre todo lo que disfrutan en Cristo por la obra de la redención (Efesios 1:15-23).
- El creyente debe interceder por los hermanos pidiendo a Dios que los capacite (Efesios 3:13-21).
- El creyente debe orar para que los hermanos sean fortalecidos con el poder del Espíritu, y para que sus corazones sean una morada para Cristo. De esta forma, podrán conocer el amor de Cristo y estar llenos de «toda la plenitud de Dios» (Efesios 3:19).
De esta forma, podemos ver, por las Sagradas Escrituras que la acción del poder de Dios en la vida del cristiano es ilimitada y supera la comprensión humana.
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¿Interceden María y los santos por nosotros?
En la Biblia no se encuentra registro alguno, en ninguna parte, que los que ya han muerto sigan intercediendo por nosotros. Por tanto, es una herejía confiar en las intercesiones de María y de los santos. Todos los creyentes en Cristo están en el cielo, pero la Biblia dice que ya no tienen ningún contacto con nuestro mundo (Eclesiastés 9:5-6).
Por tanto, Si tenemos una petición, debemos ir directamente a Cristo. ¡No hay ningún otro intermediario! También podemos pedir a hermanos, pastores o líderes de una iglesia local que oren con nosotros. Pero pedir ayuda a los que ya han muerto no es bíblico. Ya tenemos el mayor intercesor en el cielo: Jesús.
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