¿Quién fue Josué? La historia de Josué en la Biblia

Josué fue el segundo al mando de Moisés, y lo esperó a mitad de camino mientras este subía al Monte Sinaí para recibir los Diez Mandamientos. Fue también uno de los doce espías enviados a la tierra de Canaán, y el único, junto con Caleb, en dar un informe favorable.

Uno de los llamados que el Señor, Dios todopoderoso hace a cada uno de sus hijos es que sean esforzados y valientes en medio de una generación depravada y perversa. Tal llamado fue hecho a un hombre jovén llamado Josué, el cual lideró al pueblo de Israel en la entrada a Canaán.

Canaán fue la tierra prometida por Dios, una tierra en la que fluía leche y miel, la cual estaba habitada por un pueblo gigante y fue Josué, el personaje que vamos a estudiar en este artículo el que llevó el pueblo a una invasión aprobada por Dios. Acompáñanos a conocer su historia.

Josué fue el hombre responsable de dirigir al pueblo de Israel en la conquista de la tierra prometida. Fue el sucesor de Moisés y conquistó Jericó además de organizar la división de la tierra de Canaán entre las doce tribus de Israel. Josué fue un gran líder valiente de Dios.

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Josué, varón esforzado y valiente

Antes de estudiar quién fue Josué el guerrero valiente en la Biblia del libro que lleva su nombre, debemos saber que hay al menos tres personas en la Biblia con cierta prominencia que llevan el nombre de «Josué».

En 1 Samuel 6:14, encontramos la mención de Josué el betsemita. Era dueño de un campo al que se llevó el Arca del Pacto cuando los filisteos la devolvieron a Israel.

En Zacarías 6:11 se menciona a otro Josué. Fue un sumo sacerdote, hijo de Josadac, que vivió en el periodo de restauración del exilio en el año 537 a.C.

Ahora que conocemos a los otros dos personajes bíblicos que también se llamaban Josué, podemos centrarnos en la historia del principal Josué de la Biblia, el sucesor de Moisés.

Aunque la historia de Josué se cuenta de forma más destacada en el libro del Antiguo Testamento que lleva su nombre, Josué aparece en la narración bíblica ya en el libro del Éxodo (Éxodo 17:8-16; 33:11). Era hijo de Nun, de la tribu de Efraín (Números 13:8).

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¿Qué significa el nombre Josué en la Biblia?

En primer lugar, cabe señalar que el nombre original de Josué dado por su familia era Oseas, que significa «salvación» (Números 13:8; Deuteronomio 32:44). Oseas es un nombre que aparece muchas veces en la tribu de Efraín (1 Crónicas 27:20; 2 Reyes 17:1; Oseas 1:1).

Moisés añadió el nombre divino y lo llamó Yehoshua, que significa «Jehová es la salvación» (Números 13:16). Este nombre se suele transliterar como «Josué» o «Jeshua» (Nehemías 3:19; 13:8).

Tiene la misma forma griega que el nombre Jesús (Hechos 7:45; Hebreos 4:8).

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¿Cuál fue la misión que Dios le dio a Josué?

En Éxodo 33:11, se describe a Josué como un joven elegido por Moisés como su asistente personal. Anteriormente, en Éxodo 17, dice que Moisés delegó en él el mando de las tropas israelitas que lucharon contra los merodeadores amalecitas en Refidim.

Cuando Josué salió de Egipto, ya tenía más de 40 años. Por ello, algunos estudiosos consideran la posibilidad de que fuera entrenado militarmente por el ejército del faraón.

Josué sirvió como asistente directo de Moisés cuando éste recibió la Ley en el Monte Sinaí. También acompañaba a Moisés cada vez que iba a la tienda donde se encontraba y escuchaba al Señor (Éxodo 24:13; 32:17; 33:11; Números 21:28).

Ciertamente, este fue un período de mucho aprendizaje para Josué. Entendió cómo esperar en el Señor y aprendió a ser un fiel adorador. Además, pudo adquirir rasgos del comportamiento de Moisés y añadirlos a el mismo, como la paciencia, la mansedumbre y el liderazgo.

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Josué, Caleb y los doce espías en Canaán

Josué también fue asignado como representante de la tribu de Efraín para ser uno de los doce espías que fueron a espiar la tierra de Canaán (Números 13:8-14).

Después de la misión de reconocimiento, solo Josué y Caleb defendieron la idea de que los israelitas debían proceder con la invasión. Comprendieron que la tierra «era en gran manera buena» (Números 14:7).

En ese momento, Caleb era mayor y ejercía el mayor liderazgo. Esto explica por qué a veces se menciona a Caleb solo en esta conexión. Sin embargo, el propio contexto deja clara la participación de Josué en la misión de reconocimiento, y su apoyo a las recomendaciones de Caleb.

El comportamiento de Caleb y Josué fue mucho más que un informe militar. De hecho, fue una clara demostración de confianza en la promesa de Dios sobre esa tierra. Los otros diez espías incrédulos murieron de plaga ante el Señor (Números 14:36-38).

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Josué, el sucesor de Moisés

Josué fue elegido oficialmente como sucesor de Moisés en las llanuras cercanas al Jordán. Cuando Moisés comprendió que moriría antes de entrar en Canaán, apartó a Josué para que fuera el nuevo líder del pueblo de Israel por orden del Señor.

El liderazgo de Josué estaba coordinado con el sacerdocio de Eleazar (Números 27:12-23; Deuteronomio 3:21-29).

Moisés invistió solemnemente de honor y autoridad a Josué ante toda la congregación de Israel. También le impuso las manos y compartió el espíritu de sabiduría (Deuteronomio 3:21-29).

Públicamente, Moisés advirtió a Josué que fuera esforzado y veliente para que pudiera cumplir la misión de conducir a Israel a la tierra que Dios había prometido (Deuteronomio 31:3-8).

En el mismo capítulo del libro del Deuteronomio, leemos que cuando Moisés y Josué fueron a la tienda de reunión, Dios comisionó a Josué de manera directa (Deuteronomio 31:14-23).

Más tarde, ya después de la muerte de Moisés, Dios volvió a repetir la orden dada particularmente a Josué. Con ello renovó sus promesas y lo animó en vísperas de la invasión de Canaán (Josué 1:1-9).

Josué el líder del pueblo de Israel

Tras la muerte de Moisés, Josué fue el encargado de dirigir al pueblo de Israel en la conquista de la tierra prometida por Dios.

De todos los israelitas que salieron de Egipto con Moisés, solo Josué, Caleb y los que tenían menos de veinte años recibieron el permiso de Dios para entrar en Canaán (Números 26:65; 32:12; Deuteronomio 1:34-40).

Al principio de su liderazgo, Josué tuvo que enfrentarse a dos grandes problemas. Primero tuvo que hacer pasar al pueblo por el río Jordán y el segundo fue enfrentarse al ejército de los cananeos que se levantaron contra Israel.

Josué envía a los dos espías a Jericó

Josué envió a dos espías para que hicieran un informe de reconocimiento de la fortaleza de Jericó. Estos espías contaron con la ayuda de Rahab, habitante de Jericó.

Josué les pidió que mantuvieran la misión en secreto. El motivo era que no se repitiera lo ocurrido anteriormente en la misión con los doce espías enviados por Moisés. En esa ocasión, los diez espías incrédulos lograron desanimar al pueblo.

La acción de Dios en favor del pueblo de Israel hizo que los habitantes de esas tierras se aterrorizaran (Josué 2:9-11). En el capítulo 3 del libro de Josué, tenemos la descripción de cómo Dios detuvo sobrenaturalmente las aguas del Jordán cuando los sacerdotes que llevaban el Arca del Pacto se metieron en las aguas. Así, el pueblo de Israel llegó en seco marchando hacia Jericó.

Josué toma Jericó

Josué demostró su total confianza en Dios al obedecer cada una de las tácticas que Dios le dio para salir victorioso en la tierra de Canaán. Muchas de estas tácticas, a ojos humanos, eran completamente inusuales.

Tal fue el caso de la toma de Jericó, donde los sacerdotes y el pueblo recibieron la orden de marchar alrededor de la ciudad por siete veces. Al séptimo día, cuando los sacerdotes tocaron sus cuernos y el pueblo gritó con gran estruendo, las murallas de Jericó cayeron.

Con la excepción de Acán, el ejército israelita siguió la orden de no saquear las ruinas de la ciudad en busca de botín de guerra para su propio beneficio. La actitud de Acán trajo duras consecuencias, no solo para él, sino para el propio pueblo de Israel. Los israelitas fueron derrotados en su primer ataque a Hai (Josué 7).

Ya en el segundo ataque a Hai, descrito en Josué 8, podemos ver esa habilidad y estrategia que eran comunes en las campañas militares de Josué. En esa ocasión los israelitas tendieron una emboscada. Fingieron una huida y engañaron al ejército de Hai, haciendo que los soldados enemigos abandonaran su ciudad fortificada.

Josué por medio de la oración detuvo el Sol

A lo largo del libro de Josué encontramos ejemplos de las sorprendentes acciones militares dirigidas por él. Un ejemplo de ello fue la marcha nocturna desde Gilgal para aliviar el asedio de Gabaón. Durante la batalla descrita en el capítulo 10, vemos cómo la providencia divina acompañó a ese pueblo.

Por ejemplo: en el granizo enviado por el Señor, que mató a más enemigos que el propio ejército de Israel con la espada; y en el conocido episodio en que el sol se detuvo y la luna se quedó quieta, hasta que los hijos de Israel se vengaron de sus enemigos. Ese fue un día que nunca se ha repetido en toda la historia (Josué 10:12-14).

Muchos intentan encontrar en este texto un posible error bíblico. Afirman que el error radica en que el texto describe que el sol y la luna se detuvieron, en lugar de la rotación de la tierra.

Pero este argumento está completamente fuera de lugar. La Biblia utiliza el lenguaje del observador. Esto significa que incluso en nuestros días, en el siglo XXI, si la rotación de la tierra se detuviera, desde el punto de vista del observador, es decir, de los que están en la tierra, el sol estaría detenido en el cielo.

Josué consiguió someter toda la tierra de Canaán y repartió la tierra entre las tribus de Israel. Luego, poco a poco, los israelitas se asentaron en la tierra y construyeron sus casas. Esto ocurrió en el período que va desde la época de los jueces hasta el reinado de David.

La muerte de Josué

Cuando llegó el momento de que Josué entregara su liderazgo, reunió a todas las tribus de Israel.

En su discurso de despedida, pidió a los hijos de Israel que renovaran su compromiso de alianza con Dios. También advirtió al pueblo que guardara los mandamientos del Señor y que fuera siempre fiel (Josué 23:6).

Josué murió a la edad de 110 años, y fue enterrado en su tierra cerca de Timnat-sera, que está en el monte Efraín, al norte del monte Gaas (Josué 24:30).

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¿Que nos enseña la historia de Josué?

Josué pudo ver el poder de Dios desde Egipto, a través del período en el desierto, hasta que finalmente llegó a la tierra prometida en Canaán.

La historia de Josué y su ejemplo como hombre temeroso de Dios ciertamente nos enseña muchas cosas. Algunos puntos que podemos destacar de este notable hombre de Dios son:

1. Josué supo ser un excelente líder cuando estuvo bajo el mando de Moisés.

2. El valor fue una marca constante en su vida. Josué fue valiente desde su juventud, al comienzo del caminar de Israel en el desierto, hasta las grandes batallas que dirigió en Canaán.

3. Siempre estuvo atento a las órdenes de su divino Comandante y tenía la certeza de que su éxito en la conducción del pueblo dependía completamente de su obediencia al Señor.

4. Sus estrategias fueron siempre planificadas bajo la dirección de la Palabra de Dios.

5. Josué fue un hombre que cumplía su palabra. Esta característica de su carácter puede verse en el cumplimiento del acuerdo hecho con Rahab.

6. Josué era un hombre completamente entregado a la Ley de Dios. La Palabra del Señor era lo que llenaba su mente y su corazón día y noche.

7. El ejemplo de su conducta intachable de temor y obediencia a Dios no terminó con su muerte. La historia de Josué influyó en el pueblo de Israel durante el período de los ancianos que sobrevivieron mucho tiempo después de él.

Para profundizar más sobre la vida de Josué en la Biblia, te recomendamos el siguiente video.

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