¿Qué significa el que habita al abrigo del Altísimo?

El Salmo 91 es uno de los salmos más famosos en todo el mundo y lo es porque revela una extraordinaria promesa de Dios para quellos que temen a su nombre, por tanto en este artículo estudiaremos que significa el que habita al abrigo del Altísimo, así que, continúa leyendo porque resolveremos todas tus dudas.

El Salmo 91 fue un salmo escrito por un autor desconocido, tal como lo vimos en otro de nuestros artículos llamado ¿Quién escribió los salmos?, y es un salmo que tiene declaraciones muy profundas referentes a la presencia del Señor revelada en su pueblo.

La afirmación el que habita al abrigo del Altísimo morará bajo la sombra del Omnipotente, significa la protección y el cuidado de Dios sobre aquellos que invocan su nombre. El que habita al abrigo es una expresión de la comunión íntima día a día con el Señor (Salmo 25:14).

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Explicación el que habita al abrigo del Altísimo Salmo 91

El que habita al abrigo del Altísimo es aquel que tiene como refugio y morada la presencia del Señor, donde hay una íntima comunión entre Dios y su pueblo.

No conocemos la identidad del salmista que escribió estas palabras; ni siquiera la ocasión en que ocurrió. Algunos estudiosos sugieren que tal vez estaba pasando por días peligrosos y difíciles, tal vez una guerra. Pero sea como sea, lo que sí sabemos es que no tenía miedo.

El escritor estaba seguro de que a pesar de cualquier dificultad, Su Señor lo libraría de cualquier trampa, prueba o ataque de sus enemigos, debido a que el permanecía delante de la presencia del Dios todopoderoso el cual era su fuerza y su poder.

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¿Qué quiere decir el que habita al abrigo del Altísimo?

Habitar en el abrigo del Señor es estar bajo la protección divina. Habitar en un abrigo transmite la idea de seguridad y refugio frente a las amenazas. Pero lo cierto es que no todos los escondites son seguros.

Algunas personas buscan esconderse en su propia riqueza, fuerza, fama y prestigio social; y así viven engañados disfrutando de una falsa seguridad. Sin embargo, el salmista no habla de ningún escondite natural. Habla de habitar en la presencia del Señor.

La palabra «Abrigo» traduce un término hebreo que significa «cobertura», «refugio» o «lugar secreto».

Por eso, cuando el salmista dice: «El que habita al abrigo del Altísimo», está contrastando el poder infinito de Dios y la frágil defensa humana.

Esto está en plena armonía con la verdad bíblica sobre quién es nuestro Dios. Como escribe otro salmista, «Dios es nuestro amparo y nuestra fortaleza, nuestra ayuda segura en momentos de angustia.» (Salmo 46:1).

En el culto del Antiguo Testamento, el Lugar Santísimo del Tabernaculo de Reunión era el símbolo máximo de la morada y la presencia de Dios en medio de su pueblo.

Cuando el Templo de Jerusalén fue destruido, a muchos judíos les costó entender que habitar en Dios era algo mucho más profundo que simplemente habitar presencialmente en el templo físico. Muchos pensaron que no podían cantar lejos de Sión (Salmo 137).

Pero el Dios Altísimo no es una deidad territorial; es el Dios de toda la tierra. José de Egipto, el profeta Daniel y sus amigos, el profeta Ezequiel y tantos otros creyentes habitaron realmente en el abrigo del Altísimo a pesar de estar en tierras extrañas.

Hoy, en Cristo, por el poder del Espíritu Santo, la Iglesia habita en el abrigo de Dios, y Dios habita en la Iglesia (1 Corintios 3:16). Como dice Agustín de Hipona, «el Espíritu Santo nos hace habitar en Dios, y a Dios en nosotros».

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Morará bajo la sombra del Omnipotente

El salmista dice que el que habita en el Señor, descansará bajo la sombra del Todopoderoso. El escritor bíblico aplica la palabra «sombra» como metáfora de protección y cuidado. Estaba acostumbrado a las regiones desérticas donde el sol abrasador podía ser muy peligroso.

Así pues, la «sombra del Omnipotente» es una expresión que representa la extensión, la eficacia y el alivio que supone la abundante protección de Dios. Como dice W. Wiersbe, el lugar más seguro de la tierra es una sombra, si esa sombra es la del Dios Todopoderoso.

Pero el salmista no sólo dice: «El que habita al abrigo del Altísimo se acoge a la sombra del Todopoderoso». Sino que añade: «Yo le digo al Señor: Tú eres mi refugio, mi fortaleza, el Dios en quien confío» (Salmo 91:2).

Uno de los reformadores más famosos Juan Calvino al observar el Salmo 91:1 dice que «el creyente hace algo más que decidirse a tomar a Dios como su fortaleza; porque lo que hacer es acercarse con confianza a las promesas divinas, y habla con Dios de manera familiar» (Comentario a los Salmos).

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Altísimo, Omnipotente, el Señor, Dios

Aquí no podemos ignorar los cuatro nombres divinos que el salmista utiliza para referirse a Dios. En primer lugar, habla del «abrigo del Altísimo», en el original Elyon, denominación que subraya la supremacía de Dios sobre todo y todos.

Luego habla de la «sombra del Omnipotente», en el original Shadday, que significa Todopoderoso. Este es el nombre que fue revelado a los patriarcas que permanecieron fieles a la promesa divina (Éxodo 6:3).

También escribe: «Diré al Señor», en el original Yahweh, «Yo soy el que soy«, el nombre personal del Dios de Abraham (Éxodo 3:14).

Por último, el salmista utiliza el término general «Dios», en el original Elohim. Pero aún así lo hace de una manera muy especial. No solo aplica el sustantivo «Dios», sino que añade el posesivo «mi».

Con ello subraya que no se trata de cualquier deidad; no se refiere a los muchos dioses falsos que se conocían en el antiguo Oriente. Está hablando de forma íntima del Dios verdadero, que, aunque es el Altísimo, el Omnipotente, el Yo Soy, es también el Dios que cuida providencialmente de su pueblo de forma tan personal que el creyente puede acercarse a él diciendo: «Dios mío».

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Conclusión sobre el que habita al abrigo del Señor

Entonces el que habita en el escondite del Altísimo y descansa a la sombra del Omnipotente tiene paz con Él; por muy adversas que sean las circunstancias. Y esta paz que se traduce en seguridad y satisfacción, en nuestros días solo es posible a través de Jesucristo.

Si podemos acercarnos a Dios, hasta el punto de decir que habitamos en el abrigo del Altísimo y descansamos cómodamente a la sombra del Dios Todopoderoso, es porque Cristo se ha ganado ese derecho para nosotros.

Así que, disfruta del privilegio que hoy en día tenemos gracias al sacrificio del Señor en la cruz y busca la presencia del Señor todos los días de tu vida, porque el Señor prometió estar con nosotros hasta el fin del mundo.

Si quieres realizar una oración a la luz del salmo 91, te recomendamos el siguiente video.

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