Jesús afirmó ser el «Pan de vida» que vino para dar vida a los hombres. Esto significa que él es para el alma lo que es el pan para nuestro cuerpo: su alimento. Así como el pan nutre el organismo físico, Jesucristo es quien satisface el espíritu de los que creen en él.
Yo soy el pan de vida. Juan 6:48
Después de que Jesús alimentó a 5.000 personas con cinco panes y dos pescados, él les dice: «Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás.» (Juan 6:35). El pan de vida no es un pan físico, sino el pan de renovación espiritual que se encuentra en la salvación de la sangre de Jesucristo.
Contenido
Juan 6:35 Explicación y contexto
El contexto de la historia nos muestra que la multitud lo buscaba porque había hecho la primera multiplicación de pan y pescado. La gente había comido abundantemente del pan que Jesús había dado y esperaba volver a recibirlo.
Los judíos esperaban al líder libertador prometido, que podría liberarlos del dominio romano (Juan 6: 14-15). La necesidad material era grande, muchas familias vivían con escasos recursos. Y cuando vieron que Jesús había alimentado a una multitud de miles de personas, imaginaron que comenzaría una revolución: ¡ha llegado un rey milagroso que da de comer a todos! Pero, mucho más que alimentar los cuerpos, Jesús vino a llevar el alimento al alma del ser humana.
¿Qué significa Yo soy el pan de vida en la Biblia?
El pan es uno de los alimentos mas esenciales dentro de muchas culturas en todo el mundo; es un alimento básico en muchas dietas y durante siglos habría sido uno de los alimentos más accesibles para personas de todos los estatus sociales.
En ese momento de la historia, especialmente en la cultura de Jesús, el pan se habría entendido como una necesidad nutricional. También tiene un significado histórico para el pueblo judío, que se remonta al maná sustentador de la vida por parte de Dios, el cual mantuvo a su pueblo con vida en el desierto. Jesús eligió el pan como metáfora intencionalmente.
El pan un símbolo de Cristo
- El pan es un alimento necesario. Podemos prescindir de muchas cosas en la vida, pero todo el mundo necesita pan, es decir el alimento esencial para poder vivir. Jesús no es un lujo que solo los ricos puedan tener. Él es el pan (nuestro alimento) sin el cual el hombre no puede vivir.
- Es un alimento sencillo y nutritivo. El pan es accesible para todos: todos los grupos de edad y todo tipo de personas. Jesús es simplemente vida para todos, jóvenes, adultos, ancianos, débiles, fuertes, etc.
- Es un alimento que necesitamos a diario. El Señor les enseño a los discípulos a pedir el pan diariamente. El «pan de cada día», el señor debe ser nuestro alimento todos los días de nuestra vida.
- Es para consumo personal y comunitario. Personalmente necesitamos a Jesús y necesitamos compartir ese Pan con otras personas hambrientas. El pan no se hizo para esconderlo en un armario o exhibirlo en una vitrina. Necesita ser ingerido, diariamente para proporcionar sustento y vida.
- Lo usamos para compartir en abundancia. En las mesas, aunque sencillo, lo que se espera es tener pan en abundancia para fortalecer a quienes lo comen. Jesús es ese alimento abundante que debe absorberse y compartirse en abundancia.
El hombre un ser hambriento
Antes de que el Jesús se presentará como el «Pan de Vida» el Señor mostro la realidad del corazón de las multitudes que le seguían y les dijo: «De cierto, de cierto os digo que me buscáis, no porque habéis visto las señales, sino porque comisteis el pan y os saciasteis.» (Juan 6:26). La realidad era que la gran multitud buscaba y seguía a Cristo por el alimento físico que este les daba, es decir, seguían a Cristo porque querían satisfacer sus necesidades y no porque el Señor era el cordero de Dios quien quita el pecado del mundo.
Generalmente el hombre vive en busca de satisfacer sus necesidades. Y considerando su totalidad, sabemos que tiene al menos 3 tipos de hambre:
- Hambre natural : este tipo está relacionado con todas las necesidades básicas y físicas del hombre. Es la búsqueda de la satisfacción física y personal. Es decir, hambre del cuerpo (pan, agua) que necesidades para satisfacer sus necesidades básicas, dentro de esta misma hambre natural esta:
- Hambre emocional: Aquella que se necesita para satisfacer nuestros sentimientos. felicidad, paz y seguridad.
- Hambre mental: Aquella que se necesita para satisfacer nuestro orgullo y deseos personales. intelecto, voluntad, verdad, justicia, etc.
- Hambre antinatural : este es el tipo de hambre creada por nuestra naturaleza caída, contrario a la voluntad del Creador (quien nos hizo a su imagen). Es una necesidad alimentada por cosas que nos hacen daño. En lugar de buscar la satisfacción legítima de nuestra existencia, buscamos «comidas falsas», adicciones, excesos, drogas, delirios, malos deseos y cosas que no tienen un significado real.
- Hambre sobrenatural : Es el hambre del alma. Aquellos que no lo notan todavía están «espiritualmente muertos» (Efesios 2:1). Este anhelo es revivido por Cristo cuando venimos a Él con fe. Esta verdadera hambre (espiritual que se proyecta para la vida) se satisface cuando nos alimentamos del «Pan de Vida» que es Cristo. Por lo tanto, a través de Él, estamos completamente satisfechos (Juan 6:35), nuestra hambre y sed de justicia se apagará porque el Señor la saciará (Mateo 5:6). Si Jesús es nuestra única fuente nutricional, nunca tendremos el deseo de «comida chatarra» en el mundo.
Jesús el pan de vida superior al maná
El pan que cayó del cielo y proveyó al pueblo de Israel en el desierto no fue la provisión más grande que se dio gratis. El maná satisfizo las necesidades corporales del pueblo de Israel por cuarenta años durante todos los días (Éxodo 16:35), pero Jesús satisface nuestras necesidades espirituales para siempre (Juan 6:57-58).
La multitud que escuchó a Jesús claramente asoció sus palabras con el testimonio de sus antepasados acerca del maná enviado al desierto (Juan 6:30-31; Éxodo 16:4). Jesús distinguió la verdadera fuente de provisión: no fue Moisés, sino Dios mismo quien les dio el verdadero pan del cielo (Juan 6:32-33).
¿Dónde más habla Jesús acerca del pan?
La relación entre pan y salvación aparece también en otros pasajes de la biblia. En el evangelio de Mateo se relata la tentación de Jesús en el desierto después de que Jesús fue bautizado por Juan el Bautista, el señor había ayunado durante 40 días y Satanás se le acercó con tres tentaciones.
Y la primera tentación apuntó al hambre natural, a esa necesidad física desde el ayuno, desafiando al Señor a convertir las piedras en pan para saciar Su hambre. El Señor Jesús por supuesto resiste la tentación diciendo: «Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.» (Mateo 4:4). Como les diría a las multitudes, la comida terrenal puede resolver el estado temporal de hambre, pero no resuelve los problemas eternos del pecado y la oscuridad espiritual. La Palabra de Dios contiene un poder muy superior a la de una simple necesidad física o material.
En señor además dijo: «El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy.» (Mateo 6:11). Explicando a sus discípulos cómo orar y en esa exposición de oración mostro la necesidad que debe tener un creyente de pedirle al Señor el pan diariamente, ahora, este pan no solamente tienen un significado material o físico, sino un significado espiritual ya que cada creyente necesita el pan espiritual que es el Señor diariamente en oración, en meditación, en reflexión y en lectura de la palabra de Dios.
El Señor también se refirió al pan en una relación con el pecado porque hay una diferencia entre el pan con levadura y el sin levadura. Uno crece con levadura, mientras que el otro no necesita. Después de un encuentro con los fariseos y saduceos, líderes políticos y religiosos de la cultura hebrea, el Señor Jesús advierte a sus discípulos: «Mirad, guardaos de la levadura de los fariseos y de los saduceos.» (Mateo 16:6).
A pesar de haber escuchado a Jesús hablar del pan en términos metafóricos en ocasiones anteriores, los discípulos pensaron que se refería al pan literal. Jesús los corrige y ellos entienden que la levadura representa las falsas enseñanzas de ambos grupos.
La culminación de este símbolo del pan como la naturaleza salvadora de Jesús llega en la última cena. «Y mientras comían, tomó Jesús el pan, y bendijo, y lo partió, y dio a sus discípulos, y dijo: tomad, comed; esto es mi cuerpo.» (Mateo 26:26). Aquí, el Señor explica explícitamente que él es el pan y que a través de su naturaleza divina y por medio de la crucifixión iba restaura a las personas a una relación correcta con Dios por la eternidad.
El quebrantamiento del cuerpo del Señor y el derramamiento de su sangre en la cruz pagaron las deudas del hombre por sus pecados, haciendo disponible la vida eterna en el cielo. El pan consumido en la comida de la Pascua por los discípulos solo sació su hambre por unas horas, pero la relación con Jesucristo nos sostendrá por siempre.
Reflexión final sobre Juan 6:35
Jesús se identificó a sí mismo como el pan de vida, el agua viva y el camino. No se presentó a sí mismo como una fuente de salvación, sino como el único camino a la salvación. Sin él, sin el pan de vida, no hay esperanza de salvación. Al identificarse a sí mismo como la fuente del perdón, Jesús hace que el camino hacia el arrepentimiento y una relación con Dios sea simple y disponible para todos.
No hay sacrificios ni obras adicionales, «que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo.» (Romanos 10:9). El pan de vida sostendrá al creyente, por tanto Aliméntate del pan que es Cristo. El que viene a Él y cree en Él, nunca más volverá a tener hambre y sed.