¿Qué es el Atrio en la Biblia?

Cuando el Señor sacó al pueblo de Israel de la esclavitud de Egipto, le dijo a Moisés que Él quería morar en medio de su pueblo (Éxodo 25:8), fue entonces cuando el Señor expuso el deseo de su corazón y ordenó a construir un Santuario, es decir un Tabernáculo.

Este tabernáculo inicial, estaba construido como una especie de campamento, el cual podía desarmarse y armarse según los movimientos que hiciera el pueblo en el Desierto, posteriormente el tabernáculo cambió al Templo de Salomón. Veamos entonces, ¿Qué es el atrio en la Biblia?.

El atrio es una zona amplia y descubierta que rodeaba la tienda del Tabernáculo. Al entrar en el Tabernáculo, el Atrio era la zona que daba acceso a su patio interior y es una figura de la adoración del pueblo al Señor.

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¿Para que era el Atrio del Tabernáculo?

Dios dio a Moisés instrucciones específicas sobre cómo debía construirse el atrio del Tabernáculo (Éxodo 27:9-19). El terreno era de forma rectangular, de aproximadamente cuarenta y cinco metros de largo y veintidós de ancho.

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El patio estaba rodeado de colgaduras de fino lino tejido, de unos dos metros y medio de altura. Estas cortinas estaban sostenidas por cincuenta y seis columnas que rodeaban toda la zona.

Las bases de las columnas eran de bronce, y los ganchos y dinteles, de plata. Probablemente las columnas se fijaban en su lugar mediante pequeñas estacas y cuerdas que les daban soporte.

Había una puerta que conducía al patio interior del Tabernáculo. La puerta del patio era una abertura de unos nueve metros que estaba en el lado este. La puerta estaba cubierta por un biombo, es decir, una cortina que hacía las veces de puerta.

La cortina estaba hecha de tela azul, púrpura y carmesí, con un fino lino retorcido que requería el trabajo de un bordador. La mampara de la puerta del atrio del Tabernáculo se apoyaba en cuatro pilares (Éxodo 27:16).

Entonces, el Atrio era la parte externa del Tabernáculo de Reunión, el cual protegía del ingreso de cualquier animal y era usado como espacio público donde los fieles judíos podían reunirse y ofrecer sacrificios.

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¿Que había en el interior del Atrio del Tabernáculo?

Dentro del atrio del Tabernáculo estaba el santuario propiamente dicho, es decir, la tienda que contenía el Lugar Santo y el Santísimo, que era el lugar más interior donde se guardaba el Arca de la Alianza. Solo el sumo sacerdote podía entrar en el Lugar Santísimo una vez al año.

El resto del atrio era un patio abierto frente a la tienda. En este patio se encontraban al ingresar, el altar de los holocaustos y el lavacro. La mampara o puerta de ingreso era usada para separar el atrio del Tabernáculo del pueblo de Israel que se sentaba a su alrededor.

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Los Atrios del Templo de Salomón

En el Tabernáculo solo había un atrio exterior cerrado por cortinas. Pero el Templo de Salomón tenía tres atrios.

Estaba el gran patio exterior que rodeaba todo el Templo. En él estaban el gran altar y el mar fundido (1 Reyes 7:23-26). Este patio exterior era utilizado por los fieles que acudían al Templo.

También estaba el atrio de los sacerdotes el cual formaba parte del patio exterior, pero su acceso estaba probablemente restringido sólo a los sacerdotes (2 Crónicas 4:9).

Y el tercer atrio es el interior, en el cual se encontraba el altar de sacrificios o altar de bronce, un lugar asociado a la adoración y al sacrificio del Señor Jesucristo.

El Atrio en tiempos de Jesús

En tiempos de Jesús, el gran atrio exterior del Templo de Herodes se transformó en un verdadero mercado para el comercio de animales de sacrificio, y también en una bolsa de dinero para los peregrinos.

El Señor Jesús se enfrentó a todo este comercio corrupto (Juan 2:13-17). Parece que Jesús también enseñó en el atrio exterior (Juan 10:23).

Más tarde, en la época de la Iglesia primitiva, los primeros cristianos solían frecuentar los atrios del Templo (Hechos 3:11; 5:12).

El placer de adorar en los atrios del Señor

Como se ha dicho, el patio o atrio del Tabernáculo, y después del Templo, era el lugar donde los adoradores iban a adorar al Señor. Allí oraban, alababan y llevaban sus ofrendas a Dios.

Muchos pasajes bíblicos relacionan los atrios con el placer y el privilegio de adorar al Señor.

Aquí podemos citar el conocido verso de uno de los salmos de los hijos de Coré: «Vale más pasar un día en tus atrios que mil fuera de ellos…» (Salmos 84:10).

El rey David, por ejemplo, declara: «¡Dichoso aquel a quien tú escoges, al que atraes a ti para que viva en tus atrios! Saciémonos de los bienes de tu casa, de los dones de tu santo templo.» (Salmos 65:4; Salmos 96:8; 100:4; 116:19; 135:2).

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Cristo y el atrio

Mientras que los atrios significaban el privilegio del pueblo de poder venir a adorar a Dios, también eran un recordatorio constante de la separación que existía entre la santa presencia de Dios y los pecadores.

Los adoradores podían entrar en los atrios, pero no podían entrar en el santuario; nunca podían cruzar las cortinas del Lugar Santo y nunca podían atreverse a atravesar el velo y acceder al Lugar Santísimo.

Es aquí donde entra la figura de Cristo, el Salvador, por el cual hoy tenemos acceso no solamente al gran atrio, al cual cualquiera tenía acceso, sino que hoy en día, todo aquel que crea en Jesús como hijo de Dios y que el Padre lo resucitó de los muertos tiene acceso al Lugar Santísimo por su sangre (Hebreos 10:19) aleluya!

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