En esta parábola, las vírgenes representan a los creyentes de la Iglesia, mientras que el esposo representa a Cristo. El Señor nos enseña que las vírgenes sabias son aquellas que reciben la verdad y son guiadas por el Espíritu Santo, las cuales no son engañadas.
La parábola de las diez vírgenes es otra de las parábolas del reino de los cielos, siendo una de las más conocidas por los cristianos. La cual ha sido objeto de muchas predicaciones y enseñanzas, teniendo diferentes tipos de interpretaciones.
La parábola de las 10 vírgenes se encuentra exclusivamente en el Evangelio de Mateo, en el capítulo 25 versículos del 1 a 13. El Señor Jesucristo presenta a diez mujeres como figura de los creyentes con características diferentes, las cuales son objeto de estudio y reflexión del presente artículo.
La Parábola de las diez vírgenes explica cómo será el reino de los cielos, es decir, el milenio, en el que no entrarán todos los cristianos. Se presentan cinco vírgenes que entran al milenio y cinco vírgenes que quedan afuera por no haber tenido aceite en sus vasijas.
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Contenido
Contexto de la parábola de las 10 vírgenes
La parábola de las diez vírgenes se sitúa en el Evangelio de Mateo inmediatamente después del sermón escatológico de Jesús o también conocido como el pequeño apocalipsis sinóptico.
Inmediatamente después de la explicación del Señor Jesús acerca de su segunda venida en el capítulo 24, el Señor presenta dos parábolas acerca del reino de los cielos, la parábola de las diez vírgenes y la parábola de los talentos y posteriormente el juicio a las naciones (Mateo 25:31-46).
Jesús utilizó en esta parábola la descripción de una típica boda judía de la época.
Era costumbre en los tiempos de Jesús que el novio, acompañado de sus amigos, fuera a altas horas de la noche a la casa de la novia. Allí le esperaba la novia con sus damas de honor (las vírgenes), que, al ser avisadas de la aproximación del novio, debían salir con sus lámparas para iluminar el camino del novio hasta la casa, donde tendría lugar la celebración de la boda.
Sobre la elección del número de diez vírgenes, se cree que, generalmente, este ceremonial estaba compuesto por diez damas, debido a que las formalidades judías se realizaban con la asistencia de al menos diez personas, es decir, la cantidad de «diez» era significativa en ciertas ocasiones.
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Las diferentes interpretaciones de la Parábola de las Diez Vírgenes
A lo largo de los años, los grandes teólogos han aplicado diferentes interpretaciones sobre la Parábola de las Diez Vírgenes. Todos coinciden en que el Esposo es Cristo. En cuanto al sentido de la parábola, algunos sostienen que se aplica exclusivamente a los judíos, mientras que otros creen que se refiere a todos los creyentes.
El principal argumento utilizado por los que defienden la aplicación exclusiva a los judíos, es que la Iglesia es la novia y no las damas de honor. También sostienen que la voz que anuncia al Esposo es la voz de los profetas que anunciaron que el Mesías vendría.
Bajo este aspecto las vírgenes necias son los judíos que creyeron que su religiosidad sería suficiente y no se prepararon para Él, mientras que las prudentes serían los judíos que reconocieron que Jesús es el Cristo y, éstas, pertenecen entonces al remanente que se salvará (Romanos 9:27).
Todavía dentro de la línea que argumenta ser una parábola dirigida al pueblo judío, están los que creen que esta parábola se cumplirá durante el período de la Gran Tribulación, después de un rapto secreto de la Iglesia, donde habrá «ausencia» del Novio que estará en la boda junto con la novia (Iglesia). Sin embargo, no es una de las interpretaciones más aceptadas.
Entre los que sostienen que la parábola esta relacionada a los cristianos, es decir, a la iglesia, hay una amplia variedad de interpretaciones que básicamente discrepan sobre lo que representan los elementos principales de la parábola.
También se discute la figura del aceite, que representa el Espíritu Santo, siendo la interpretación más aceptada. Otros creen que es el amor y otros la gracia de Dios. En cuanto al sueño que afectó a las vírgenes, para algunos es la muerte física, para otros momentos de debilidad espiritual, y aún otros, defienden que el sueño representa simplemente el retraso del regreso de Cristo poniendo a prueba a los que lo esperan.
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¿Qué significa la parábola de las diez vírgenes?
Las parábolas del reino de los cielos hablan acerca de la historia de la Iglesia y lo que acontecerá en el Milenio; a veces, cuando Jesús habla sobre las bodas, se cree que es un tiempo corto, sin embargo, Jesús está diciendo que las bodas son como el reino de los cielos.
El reino de los cielos, todo el reino, es semejante a diez vírgenes; es decir, habla de un contexto muy amplio. Dice así: «El reino de los cielos será entonces como diez jóvenes solteras que tomaron sus lámparas y salieron a recibir al novio» (Mateo 25:1).
Entonces, podemos observar que las diez jóvenes era vírgenes, es decir, creyentes, porque las diez tenían aceite en sus lámparas; habían experimentado el nacer de nuevo; por lo tanto, las diez tenían la expectativa de la segunda venida de Cristo, porque las diez salieron a recibir al esposo; o sea, ellas tomaron la decisión de vivir teniendo en cuenta la venida del Señor.
Es importante aclarar que en esta parábola no hay personas incrédulas, aquí no hay personas eternamente perdidas.
Cuando se habla de diez vírgenes, el número diez es el número de la generalidad; aquí el Señor está representando con estas diez vírgenes a la generalidad de los hijos de Dios, de las iglesias, de las personas creyentes.
Las lámparas que poseían las vírgenes representan el espíritu del hombre (Proverbios 20:27). Así, las lámparas de las vírgenes representan el espíritu del hombre y el espíritu del Señor es el aceite, que viene a ser uno con el espíritu del hombre cuando la persona cree en Cristo (1 Corintios 2:11).
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Las vírgenes insensatas
Aunque varios interpretes de las escrituras mencionan que las vírgenes insensatas eran incrédulos, la Biblia no declara eso. Las cinco vírgenes insensatas erán creyentes pues tenían aceite en sus lámparas, es decir, habían recibido en su espíritu, el Espíritu Santo.
Sin embargo, estas vírgenes eran insensatas, es decir, eran personas que no estaban en sus cinco sentidos; eran necias, no eran cuidadosas, no examinaban bien las cosas, eran irresponsables.
Estas vírgenes, al igual que las prudentes se durmieron, y siguiendo el contexto acerca de lo dicho por el Señor Jesús en Mateo 24 acerca de su segunda venida, es muy probable que ese durmieron signifique la muerte física.
Estás vírgenes al despertar cuando venía el novio (representación la segunda venida de Cristo y la resurrección), observaron que no alumbraban lo suficiente porque no tenían aceite en sus vasijas, y al querer ir a comprar aceite, mientras iban volvió el novio y entrando con las vírgenes prudentes que tenían aceite en sus vasijas, las dejó fuera de las bodas, es decir, las dejó fuera del milenio.
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Las vírgenes prudentes
Las vírgenes prudentes, aunque también durmieron, tenían una característica especial, tenían además de aceite en sus lámparas, en sus vasijas.
La vasija ya no es la lámpara; la vasija se refiere a lo que contiene de reserva de aceite para la lámpara; la vasija es para contener un aceite adicional; el aceite en la lámpara es una cosa y el aceite en la vasija es otra.
Tener aceite en la lámpara es nacer de nuevo, ser regenerado; todo hijo de Dios tiene aceite en la lámpara, pero no todos tienen aceite en la vasija.
El cristiano que ama verdaderamente al Señor y desea hacer su voluntad se preocupa por tener aceite adicional; no solamente quiere aceite en la lámpara, es decir, la salvación, sino que se preocupa por tener aceite en la vasija, es decir, ser lleno del Espíritu Santo (Efesios 5:18) para tener recompensa.
Entonces hay que comprar aceite mientras vivimos; porque las insensatas quisieron comprar aceite y no les dio el tiempo, sin embargo, las prudentes lo hicieron a tiempo, antes de dormir.
Quiere decir que las prudentes habían pagado a tiempo el precio; es decir, habían vivido una vida de consagración al Señor, una vida de pagar el precio, una vida de negarse a sí mismo, habían comprado aceite para sus vasijas sirviendo al Señor en esta tierra.
Nota importante: Como lo hemos dicho en otros artículos acerca de las parábolas del reino de los cielos, podemos observar que no todos los cristianos entrarán al milenio, solamente aquellos que sean vencedores, es decir, vírgenes prudentes que pagaron el precio y sirvieron al Señor fielmente en la tierra.
¿Qué podemos aprender de la parábola de las diez vírgenes?
De la parábola de las diez vírgenes podemos aprender muchas cosas, entre ellas queremos destacar las siguientes:
Las diez vírgenes tenían aceite en sus lámparas, lo cual es una clara referencia que las diez tenían al Espíritu Santo en unión con su espíritu. Es decir, que se trata del pueblo del Señor, la iglesia, la cual espera la venida del novio.
Es importante destacar que la parábola habla de dos clases de creyentes, unos insensatos y otro prudentes, o también los podemos llamar, creyentes carnales y creyentes espirituales. Todo creyente carnal no tendrá entrada a las bodas del cordero o milenio, solamente el creyente vencedor tendrá ingreso al reino milenial.
Debemos estar preparados para las bodas; por eso dice en Apocalipsis 20 que se sentaron en tronos a juzgar los que recibieron facultad de juzgar; es decir, que en la tierra nos estamos facultando, nos estamos facultando para reinar con Cristo en el Milenio, entonces, debemos aprovechar el tiempo sirviendo al Señor y no en cosas vanas y temporales.
Aprendemos que las vírgenes insensatas no se perdieron eternamente; la parábola no habla de perdición eterna, pero no estarán en el reino milenial de Cristo. Aunque durante el Milenio, estarán en circunstancias no muy agradables, aprenderán su lección en las tinieblas de afuera o el lloro y el crujir de dientes o también llamado el «daño de la segunda muerte«, para entonces, corregidas, podrán estar en la Nueva Jerusalén.
Espero que todo lector de este artículo tenga el deseo de servir al Señor y pagar el precio para lograr ser una virgen prudente y reinar con el Señor en su futuro reino perfecto.
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