¿Qué significa que Jesús es el Hijo de David?

Cuando leemos la palabra de Dios, especialmente en el Nuevo Testamento, podemos encontrar muchas declaraciones en las cuales se dice de Jesús que es el Hijo de David, sin embargo, no todos conocen el significado de esa afirmación, así que aquí la encontrarás.

La Palabra de Dios a lo largo de su basta escritura, ha sido revelada al pueblo de Dios de forma progresiva, es decir, que desde el Antiguo Testamento, el Señor reveló que el fututo Rey de Reyes sería descentiende de David.

La expresión «Hijo de David» es un título atribuido a Jesucristo muchas veces en el Nuevo Testamento. Al decir que Jesús es el Hijo de David, se hace referencia a su descendencia de David según la carne (Romanos 1:3).

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La genealogía de Jesús como hijo de David

Las dos genealogías de Jesús registradas en el Nuevo Testamento dejan claro que era un representante de la casa de David (Mateo 1:1-17; Lucas 3:23-38). Tanto a través de José, su padre legal (adoptivo), como de María, la ascendencia de Jesús se remonta a David.

Por eso, en el anuncio de su nacimiento, el ángel enviado por Dios mismo habló de la descendencia humana de Jesús en la casa de David.

Gabriel declaró que Jesús recibiría el trono de David, su padre, y que su reino no tendría fin (Lucas 2:32,33).

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Las promesas sobre el Hijo de David

Siempre se anunció muy claramente en las Escrituras que el esperado Mesías vendría de la simiente del rey David, de la tribu de Judá (2 Samuel 7:12-13; Salmos 78:68-72; 89:3-37; Isaías 11;1,10; Amós 9:11; Miqueas 5:2; etc.).

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A partir de Abraham, antepasado de David, ya existía la promesa de que a través de su descendencia Dios enviaría la Esperanza a la humanidad (Génesis 22:18).

Luego, con la bendición de Jacob, nieto de Abraham, quedó claro que el gobierno se establecería a través de la tribu de Judá (Génesis 49:10). Mucho tiempo después, elegido por el propio Dios, David llegó al trono de Israel. Pero David no fue el cumplimiento final de las promesas divinas de un Rey para su pueblo.

En 2 Samuel 7:12-16 se puede ver esta verdad muy claramente. Dios hizo una promesa a David sobre la dinastía eterna de su casa. Aunque esta promesa se refería al principio al rey Salomón y aún se extendía a otros reyes davídicos, se cumplió completamente y encontró su cumplimiento absoluto sólo en Cristo (Marcos 1:11; Hechos 13:33; Hebreos 1:5).

La declaración: «… yo afirmaré su trono real para siempre.» (2 Samuel 7:13), obviamente se refiere a Uno que es el más grande de todos los hijos de David.

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Jesús, el gran Hijo de David

Debido a los exilios y deportaciones del pueblo de Israel, este poder real parecía haberse perdido. Especialmente con el cautiverio babilónico, la promesa de una dinastía eterna en la casa de David parecía haber fracasado. Sin embargo, aunque el árbol había sido cortado, de su tronco retorcido que permanecía clavado en la tierra, surgiría un brote que se convertiría en un árbol imponente (Isaías 1:1,10; Romanos 15:12).

Todo esto significó que la dinastía real de David, que parecía haber entrado en decadencia y hasta el punto de extinguirse, resurgiría de una manera mucho más gloriosa.

Esta restauración superior se produjo en Cristo, el verdadero Hijo de David. David murió y fue enterrado, pero «del fruto de sus lomos, según la carne», surgió Cristo. A diferencia de David, Cristo permanece vivo y se sienta en el trono por los siglos de los siglos (Hechos 2:30).

Durante su ministerio terrenal, Jesús fue llamado a menudo Hijo de David (algunos ejemplos, Mateo 9:27; 15:22; 20:30; 21:15). Una de las declaraciones más conocidas en este sentido fue la del ciego Bartimeo, cuando gritó: «!Hijo de David, ten misericordia de mí!» (Marcos 10:47-48).

Otro pasaje muy conocido es el que narra la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén. En aquella ocasión la multitud gritó: «!!Hosanna al Hijo de David! !!Bendito el que viene en el nombre del Señor! !!Hosanna en las alturas!» (Mateo 21:9).

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El verdadero significado del título Hijo de David

Los escribas, fariseos y sacerdotes, sabían que el Mesías prometido era sin duda el Hijo de David. No solo lo sabían, sino que lo enseñaban (Marcos 12:35; Juan 7:42). Por eso, cuando escucharon el título de «Hijo de David» aplicado a Jesús, se indignaron (Mateo 12:23-24; 21:15-16).

Pero todavía no comprendían del todo el significado del título «Hijo de David». Tenían una interpretación de este título con una conexión estrictamente terrenal. Sin embargo, decir que Jesús es el Hijo de David significa mucho más que una simple declaración de su linaje humano.

Por esta razón, Jesús les preguntó una vez su opinión sobre quién es el hijo del Cristo. Para ello, Jesús citó el Salmo 110, donde David, en el Espíritu, lo llamó Señor. A partir de ahí, Jesús formuló la pregunta: «¿cómo es que David, hablando por el Espíritu, lo llama “Señor”?» (Mateo 22:43-45).

Con esta pregunta, Jesús estaba diciendo que el título de «Hijo de David» no indicaba simplemente una mera descendencia terrenal. Este título es también una indicación de su divinidad. Aunque el Mesías era del linaje de David, su poder y majestad superan totalmente a David. La prueba de ello es que el propio David se refirió a Él como «mi Señor» (Salmo 110:1).

La respuesta a esto es que Cristo no sólo es el Hijo de David, sino el Hijo de Dios. Es mucho más que el Hijo de David en el sentido estricto de su descendencia como algunos pensaban. También es la Raíz de David, la Rama de la casa de Jesé (Apocalipsis 5:5; 22:16).

Por lo tanto, Jesús es tanto Hijo de David como Señor de David. Es plenamente hombre como es plenamente Dios.

Si quieres profundizar más porqué Jesús le decían hijo de David, te recomendamos el siguiente video.

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