ᐅ ✔️ ¿Qué significa ama a tu prójimo como a ti mismo?

Amar a las personas que nos aman es relativamente sencillo, amar a nuestros familiares no es tarea de otro mundo, de hecho aún cuando tenemos algún problema con ellos es mucho más fácil perdonarlos porque los amamos, pero entonces, ¿qué es amar al prójimo?

Amar el prójimo va mucho más allá de amar simplemente a nuestros familiares, y esto es justamente lo que quiere el Señor en nuestra vida, que aprendamos a amar a las personas que nos rodean, desde amigos, vecinos, compañeros de trabajo y personas que nos rodean.

Amar al prójimo como ti mismo significa reconocer en los demás la misma dignidad que hay en tu propia vida; es ofrecer al otro el mismo cuidado y consideración que te das a ti mismo. Desde Levítico 19:17-18 este mandamiento existía, solo que Jesús lo amplio.

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Ama a tu prójimo

En su ministerio terrenal, el Señor Jesús dio gran importancia a la cuestión del amor al prójimo. Una vez un fariseo le preguntó cuál era el gran mandamiento de la ley. En otras palabras, quería saber cuál de los 613 mandamientos identificados en la religión judía era el más importante.

Jesús respondió a la pregunta del fariseo con un doble mandamiento: el primero y más grande de todos los mandamientos es el que enseña que debemos amar a Dios sobre todas las cosas (Mateo 22:37,38; Deuteronomio 6:5). El segundo mandamiento es el que dice: «Amarás a tu prójimo como a ti mismo» (Mateo 22:39; Levítico 19:18).

Mateo 22 39 Qué significa amar al prójimo como a tí mismo

Es evidente que el verdadero amor al prójimo es un amor sacrificado y abnegado, pues implica buscar el bienestar del prójimo sin ningún interés propio.

Jesús no sólo enseñó sobre la necesidad de que el hombre ame a su prójimo como a sí mismo, sino que también demostró este compromiso en la práctica. Así, su conducta sirve de ejemplo a todos los cristianos (1 Juan 3:16).

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¿Por qué debemos amar al prójimo?

Debemos amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos porque es la voluntad de Dios; es un mandato divino. «Ama a tu prójimo como a ti mismo» debería ser el comportamiento esperado a la luz de la verdad de que los seres humanos son portadores de la imagen divina.

La Biblia dice que Dios creó al hombre a su imagen y semejanza. Así que el gran propósito de la creación del hombre es la gloria de Dios. Por tanto, cada persona es, en cierta medida, un reflejo de la imagen de Dios y un testimonio de su gloria. Por supuesto, la imagen de Dios en el hombre ha sido dañada por el pecado, pero no se ha perdido.

Así, esta verdad bíblica nos hace ver que cuando amamos a nuestro prójimo como a nosotros mismos, también estamos expresando nuestro amor hacia Dios. Cuando amamos al prójimo según el modelo bíblico, estamos reconociendo la grandeza de la obra de Dios y velamos por el testimonio de su gloria. En este sentido, cuando amas a tu prójimo como a ti mismo, también estás demostrando que tu amor por Dios es realmente verdadero.

Una característica indispensable de una persona que ama a Dios es que se complace en hacer su voluntad. Dios expresa su voluntad a través de su Ley registrada en las Escrituras. Por eso el salmista dice: «¡Cuánto amo yo tu ley! Todo el día medito en ella.» (Salmo 119:97).

Como enseñó Jesús, el asunto del amor al prójimo es una parte esencial de la Ley de Dios. El modelo de la ley moral del Señor expresado en los Diez Mandamientos es un claro ejemplo de ello. Los cuatro primeros mandamientos tratan de la relación del hombre con Dios, mientras que los otros seis mandamientos tratan de la relación del hombre con su prójimo.

Por eso, Jesús resumió toda la ley moral y espiritual en dos grandes mandamientos que tratan del amor; un amor que debe dirigirse primero a Dios y luego al hombre. Pero fíjate que Jesús también dijo que el segundo mandamiento es similar al primero. Así que la idea aquí es muy clara: si uno ama a Dios sinceramente, entonces naturalmente también debe amar a su prójimo de la manera apropiada.

Esto explica que en la Carta a los Romanos leamos que «quien ama a su prójimo ha cumplido la Ley» (Romanos 13:8-10). En su epístola, Santiago también consideró este mandamiento como una ley real (Santiago 2:8). El apóstol Juan, dedicó gran parte de su primera epístola a denunciar muy claramente el error de las personas que no aman al prójimo.

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¿Cómo puedes amar a tu prójimo como a ti mismo?

Puedes amar a tu prójimo como a ti mismo amando primero a Dios. Como se ha dicho, los dos mandamientos (amar a Dios sobre todas las cosas y amar al prójimo como a uno mismo) están íntimamente relacionados. El primero da lugar al segundo; y el segundo nunca puede cumplirse plenamente sin el primero.

El amor a Dios no puede separarse del amor al prójimo. Es imposible que alguien ame verdaderamente a Dios y odie a su prójimo; como también es imposible que alguien ame a su prójimo como a sí mismo y no ame a Dios.

Aquí alguien podría argumentar que hay muchos incrédulos que muestran un amor notable por los demás. Pero la verdad es que este tipo de personas tienen una visión muy limitada del concepto de amor. En última instancia, la caridad que practica solo sirve para alimentar su ego o para promover el bienestar de su confusa conciencia.

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Por tanto, amar al prójimo como a uno mismo tiene su origen en amar a Dios sobre todas las cosas (Juan 4:21; Mateo 5:43; 7:12; 19:19). W. Wiersbe dice que si amamos a Dios, experimentamos su amor dentro de nosotros y expresamos ese amor a los demás.

No vivimos por reglas, sino por relaciones: una relación de amor con Dios que nos hace posible relacionarnos en amor con los demás.

En la parábola del buen samaritano, Jesús ofrece un modelo perfecto de cómo debemos amar a nuestro prójimo, incluso si ese prójimo es nuestro enemigo (Lucas 10:25-37).

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