¿Quién fue Onésimo en la Biblia? La Historia de Onésimo

Onésimo, también conocido como Onésimo de Bizancio, es considerado por algunos como el Apóstol Onésimo. Fue un esclavo de Filemón, un personaje importante e influyente de Colosa de Frigia, quien se convirtió al cristianismo por medio del apóstol Pablo.

Cuando estudiamos la epístola de Pablo a Filemón, es muy importante saber quién era Onésimo, para que nuestra comprensión sea más completa.

Además de ser una figura clave en la Carta a Filemón, Onésimo también aparece en la Epístola de Pablo a los Colosenses (Colosenses 4:9). Por tanto, en este artículo aprenderemos todo lo que dice la Biblia sobre este personaje Bíblico, así que continúa leyendo para despejar todas tus dudas.

Onésimo era el esclavo de Filemón, el cual muy probablemente había robado algo de su amo y había escapado a Roma; en aquel lugar conoció al Apóstol Pablo, el cual le predicó el evangelio del Señor Jesucristo y este se convirtió en un verdadero creyente.

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¿Qué significa el nombre Onésimo?

El nombre de Onésimo significa «útil«, y era un nombre común dado a los esclavos de la época. Básicamente, Onésimo era un esclavo fugitivo que pertenecía a Filemón.

En la Epístola a Filemón, especialmente en el versículo 11, Pablo juega con el nombre de Onésimo, describiéndolo como alguien que «en otro tiempo te era inútil, pero ahora nos es útil tanto a ti como a mí.»

Con esto Pablo estaba señalando que, como esclavo rebelde, Onésimo no había sido útil a Filemón, pero como se había arrepentido de su rebeldía debido a la transformación del Evangelio en su vida, volviéndose obediente a Cristo, Onésimo ahora se había vuelto útil tanto para Pablo como para Filemón.

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Onésimo, la conexión entre las cartas de Colosenses y Filemón

Onésimo es también uno de los eslabones que establece la conexión entre la Epístola a los Colosenses y la Epístola a Filemón, arrojando luz sobre la comprensión de que ambas epístolas fueron escritas y enviadas desde el mismo lugar y al mismo tiempo. Lo más probable es que el maestro de Onésimo, Filemón, residiera en la ciudad de Colosas.

La Carta a Filemón también nos hace creer que Onésimo, además de haber huido, causó algún daño a su amo, tal como se puede observar en Filemón 1:18.

Uno de los teólogos más importantes de la historia como Juan Calvino afirma que, considerando la frase «te debe algo», se puede inferir que Onésimo había robado algo de la propiedad de Filemón, tal vez una posesión valiosa o alguna cantidad de dinero.

Muchos intérpretes siguen la misma línea de entendimiento que Calvino en este asunto.

Otra posibilidad, que no anula necesariamente la anterior, considera que el derecho romano exigía que quien albergara a un esclavo fugitivo quedara en deuda con el amo del esclavo por el importe de cada día de trabajo perdido por éste.

Por lo tanto, puede ser que en el verso 19 Pablo se refiera a esta regla, y se ponga como garante dando la garantía del pago de la deuda como resultado de la ausencia de Onésimo.

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Onésimo y la esclavitud en el Imperio Romano

Para entender aún mejor la historia de Onésimo, debemos considerar algunos aspectos de la esclavitud en el Imperio Romano. Se calcula que había unos sesenta millones de esclavos en el Imperio Romano.

Como sabemos, en todos los imperios y reinos antiguos la esclavitud era habitual y se consideraba fundamental para la sociedad y para el buen funcionamiento de la economía y la generación de riqueza.

En la mayoría de los casos, la población esclava era mucho mayor que el resto de la población libre. En Italia, por ejemplo, se cree que la población esclava en el siglo I alcanzaba casi el 90% de la población. Por lo tanto, el temor a una posible rebelión de los esclavos era habitual.

Para evitar que las cosas se salieran de control, los esclavos estaban siempre muy oprimidos, y al signo de cualquier rebelión corrían el riesgo de ser asesinados. En caso de fuga, como la de Onésimo, el esclavo era perseguido y, cuando era recapturado, se le marcaba con un hierro candente la letra F de fugitivo en la frente, y su amo tenía total libertad para castigarlo severamente e incluso crucificarlo.

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Las fugas de los esclavos eran frecuentes

Las fugas eran frecuentes en el Imperio Romano, especialmente cuando los amos eran crueles. Aunque Onésimo haya escapado, no debemos inferir que Filemón encaje en este perfil. Los amos solían ofrecer elevadas recompensas por las denuncias que conducían al paradero de un esclavo fugitivo, además de existir grupos especializados en la caza y recaptura de esclavos.

No había ninguna ley que defendiera a los esclavos ni que les garantizara ningún derecho. Los amos tenían el derecho de vida y muerte sobre sus esclavos. Podían torturar, encarcelar, castigar, azotar y matar. Los esclavos no eran más que herramientas de trabajo vivas.

En aquella época había diferentes maneras de que un individuo se convirtiera en esclavo. Podía convertirse en esclavo por nacer de una madre esclava, o por cometer algún crimen específico, o por pertenecer a una nación que había sido conquistada por otra. Alguien también podía convertirse en esclavo para pagar una deuda, y en algunos casos el propio padre podía vender a su hijo como esclavo. En el Imperio Romano, los esclavos se negociaban por entre 500 y 60.000 denarios.

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Onésimo, de esclavo de un hombre a esclavo de Cristo

No sabemos cuál era el caso de Onésimo, si siempre había sido esclavo o se había convertido en esclavo en el transcurso de su vida, lo que sí sabemos es que fue verdaderamente liberado por el poder del Evangelio, algo que ocurrió cuando conoció al apóstol Pablo.

El Apóstol estaba en prisión cuando escribió a Filemón en nombre de Onésimo. Probablemente esta prisión estaba en la ciudad de Roma. No tenemos información sobre cómo Onésimo conoció a Pablo, ni siquiera si fue un encuentro intencionado, es decir, si buscó directamente el refugio del Apóstol. Sea como fuere, el contenido de la carta que describe el resultado generado en la vida de Onésimo, demuestra que este encuentro fue providencia de Dios.

Algunos estudiosos sugieren que el encuentro puede tener que ver con un posible permiso otorgado por la ley romana para que un amigo del dueño del esclavo medie en un conflicto entre éste y el amo. Si es así, es posible que Onésimo ya hubiera oído hablar de Pablo por el contacto que el Apóstol tenía con Filemón y los miembros de la iglesia de Colosas.

Onésimo y la carta de Pablo a Filemón

Onésimo fue transformado por Cristo, convirtiéndose en colaborador de Pablo mientras el Apóstol estaba preso en Roma, pero seguía siendo un esclavo fugitivo que tiene una situación pendiente que debe resolver.

El Evangelio había liberado totalmente a Onésimo, pero no lo eximía de sus obligaciones legales en ese momento.

Ante los hechos, Pablo escribe entonces una carta a Filemón devolviendo a Onésimo. En el versículo vemos que fue una decisión difícil para el Apóstol, debido a la utilidad que había adquirido Onésimo.

«Yo hubiera querido retenerlo para que me sirviera en tu lugar mientras estoy preso por causa del evangelio.» (Filemón 1:13)

Onésimo fue liberado por el evangelio de Cristo

El regreso de Onésimo a la casa de Filemón fue la demostración práctica de que el esclavo se había convertido realmente. Para Pablo, este regreso supuso la pérdida de una importante ayuda que tenía en los días de encarcelamiento a los que se enfrentaba. Para Onésimo el regreso fue el momento de la humildad, el arrepentimiento y la sinceridad. Para Filemón, el regreso fue una oportunidad para mostrar el verdadero perdón y poner en práctica el mandamiento de «amar al prójimo como a uno mismo».

Onésimo regresó a Colosas con la carta de Pablo en la mano, en un viaje de unos dos mil kilómetros, según la ruta elegida por él. En la carta, el Apóstol le ruega a Filemón que lo reciba no como un esclavo fugitivo, sino como un hermano en Cristo. Seguramente esta petición sólo podría ser concedida por alguien genuinamente regenerado por el Espíritu Santo.

Algunas tradiciones sobre Onésimo

No sabemos lo que ocurrió al regreso de Onésimo a la casa de Filemón. Todo el contexto apunta a que Onésimo fue perdonado por Filemón. Una tradición cristiana sostiene que Onésimo fue liberado por Filemón y se convirtió en un miembro activo en los trabajos de la iglesia primitiva, y más tarde llegó a ser obispo de Éfeso y finalmente fue arrestado, quizás en la época del emperador Domiciano, muriendo apedreado en Roma.

Teniendo en cuenta que Éfeso era una ciudad cercana a Colosas, y que hay constancia de un documento enviado por Ignacio dirigido a un obispo de Éfeso con el nombre de Onésimo, al que se refiere como «hombre de inefable amor y vuestro obispo», no hay que ignorar esta posibilidad, aunque se enfrenta a algunos problemas en cuanto a la cronología de los hechos.

Ciertamente, la historia de Onésimo nos enseña muchas verdades valiosas. Quizás la principal de ellas fue la conclusión observada por Lutero, cuando dijo que en cierto sentido, todos somos «Onésimo».

Esclavizados por el pecado, todos andábamos errantes, perdidos, con una sentencia de condena que pendía sobre nuestras cabezas. Ahora hemos sido encontrados, liberados y perdonados por los méritos de Cristo.

Si quieres profundizar más sobre la vida de Onésimo, te recomendamos el siguiente video.

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