¿Conoces la historia de Barac en la Biblia? ¿Sabes quién fue este hombre y cómo liberó al pueblo de Israel después de un sometimiento de 20 años por el rey Jabín? Si quieres saber más sobre este personaje, sigue leyendo este artículo.
El nombre de su padre fue Abinoam, de Cedes, del territorio de Neftalí. Durante un período temprano en la época de los Jueces, los israelitas se desviaron de la adoración verdadera, y así, durante muchos años Dios permitió que el rey de Canaán, los oprimiera.
Barac fue un líder militar de la tribu de Neftalí que vivió en el período de los jueces en Israel. Barac fue llamado por Débora para dirigir a las tribus del norte de Israel contra la opresión extranjera que llevaba cerca de veinte años.
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¿Qué significa el nombre Barac?
El significado del nombre Barac proviene del original hebreo «בָּרָק» o su trasliteración «Baraq«, que significa «rayo o relámpago».
Barac fue convocado a la guerra por Débora, una profetisa. El desafío era vencer a Jabín, rey de los cananeos (Jueces 4).
La historia bíblica deja en claro que Barac no creía mucho en la victoria, a pesar de haber acumulado un buen número de soldados voluntarios.
La historia de Barac
En la época de Barac, tras la muerte del primer juez de Israel llamado Aod, los israelitas habían vuelto a hacer lo que era malo ante el Señor. Por eso, debido a su desobediencia, Dios los entregó en manos de Jabín, un rey cananeo que reinaba en Hazor.
Parece que Jabín tenía un poderoso ejército para los estándares de la época, con novecientos carros de hierro (Jueces 4:3). Este ejército debió ser un tipo de fuerza militar de la confederación cananea. Sísara era el general responsable de comandar todo este ejército (Jueces 4:13).
El pueblo de Israel, estuvo sometido veinte años bajo la dura opresión de Jabín, fue entonces cuando realmente clamaron al Señor. En ese momento la profetisa Débora estaba juzgando la causa de los israelitas en Efraín. Y fue en ese momento cuando Débora mandó llamar a Barac, hijo de Abinoam, y le dijo que Dios lo había elegido para derrotar al ejército de Sísara.
Barac reune un ejercito para el combate
Según la orden del Señor, Barac debía reunir un ejército de entre los hombres de las tribus de Neftalí y Zabulón y llevarlo al monte Tabor (Jueces 4:6).
Desde allí partirían hacia el río Cisón, que estaba al pie del monte Tabor. A pesar del poderío militar del ejército comandado por Sísara, Barac no debía temerle, pues Dios mismo entregaría a Sísara y a su ejército enemigo en sus manos.
Barac aceptó hacer todo eso, pero con la condición de que Débora lo acompañara. Literalmente le dijo a Débora: «Solo iré si tú me acompañas; de lo contrario, no iré.» (Jueces 4:8).
Al decir esto, Barac le estaba pidiendo a Débora que arriesgara su vida y que hiciera lo que él mismo debía hacer. Quizá pretendía comprobar la veracidad de las palabras de la profetisa.
Nota Importante: Lo que está claro es la cobardía de Barac y su fracaso al no mostrar valentía para guiar con denuedo al pueblo. De hecho, Dios reprendió su cobardía con la promesa de que una mujer mataría a Sísara (Jueces 4:9)
Barac es reprendido por Dios debido a su incredulidad
Barac recibió un llamado de Dios a través de Débora para ser el liberador de su pueblo del yugo de Jabín. Pero acabó dudando de la eficacia del plan que se le había asignado para ejecutar.
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Débora le advirtió que le acompañaría en la batalla, pero que el honor de abatir a Sísara no sería suyo. Dios entregaría la vida del comandante en jefe del ejército enemigo en manos de una mujer por no haber creído a su palabra (Jueces 4:9).
Todo lo que el Señor había dicho a través de Débora se cumplió. El ejército de Sísara fue masacrado por una clara intervención divina. Así, ante el ataque israelita, los cananeos trataron de huir aterrorizados, pero todos fueron muertos a filo de espada.
Sísara, el comandante del ejército, también intentó huir. E intentó escapar a pie, de hecho, el propio Barac persiguió a los enemigos que huían, pero entre todos ellos, Sísara fue el único que no pudo capturar.
El general cananeo se refugió en la tienda de una mujer llamada Jael, esposa de Heber. Y como se encontraba muy cansado, Sísara cayó en un profundo sueño. Fue entonces cuando Jael tomó una estaca y un martillo y se la clavó en la cabeza (Jueces 4:21).
Tal actitud fue extremadamente inusual, debido a que morir por la mano de una mujer se consideraba vergonzoso en aquellos días. Pero así se cumplió la palabra del Señor a Barac. Una mujer logró lo que debía hacer.
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Barac y la importancia de la fe
Es cierto que Barac tuvo temor al principio. Tuvo temor de enfrentarse en batalla contra un ejército más poderoso.
Al pedir la compañía de Débora, parece que buscaba algo tangible que le animara en la certeza de lo que los ojos no ven. Se enfrentaba a una crisis de fe.
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Sin embargo, el nombre de Barac se menciona entre los héroes de la fe en Hebreos 11. Esto es una prueba de que los grandes hombres de Dios del pasado, que demostraron una fe inquebrantable en el Señor, no eran perfectos.
Barac fue castigado precisamente por su falta de fe. Pero, evidentemente, Barac superó sus crisis y fue incluido entre los grandes personajes del pasado (Samuel 12:11).
Sin duda, la historia de Barac nos sirve de estímulo a todos, y por eso fue recordada por el escritor de los Hebreos.
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