ᐅ ✔️ ¿Qué significa adorar al Señor en espíritu y en verdad?

Jesús hizo una declaración muy importante cuando le fue necesario pasar por Samaria (Juan 4:4); él declaró que «la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad…» (Juan 4:23), pero, ¿Qué significan estas palabras?

Estas palabras fueron dichas por el Señor Jesús cuando era reconocido por judios y samaritanos que el lugar de adoración era «exclusivamente» en Jerusalén, en el templo de Salomón.

Adorar en espíritu y en verdad significa permanecer adorando a Dios en todo tiempo y lugar, esta adoración es en nuestro interior (en el espíritu) y no depende del lugar, la ceremonia o la repetición de palabras (Juan 4:23-24).

Contenido

1 ¿Por qué Jesús habló de adorar en espíritu y en verdad?
2 ¿Quiénes son los verdaderos adoradores?
3 ¿Qué es adorar a Dios en espíritu y en verdad?
4 El Padre busca verdaderos adoradores
5 La adoración en espíritu y en verdad es una necesidad

¿Por qué Jesús habló de adorar en espíritu y en verdad?

Jesús habló de la importancia de adorar a Dios en espíritu y en verdad durante su conversación con una mujer samaritana cuando se detuvo en un pozo en la región de Samaria.

El tema surgió porque la mujer le preguntó sobre la forma correcta de adorar a Dios, ella quería saber quiénes estaban en lo correcto, si la adoración era en Jerusalén o si por el contrario, los samaritanos tenían la razón de adorar en samaria.

Esta enemistad entre judíos y samaritanos surgió después de la muerte de Salomón, cuando el reino de Israel se dividió en dos, las tribus del norte y las del sur, la capital del reino del norte fue Samaria, mientras que la capital del reino del sur fue Jerusalén.

El culto en el reino del sur se concentró en el Templo de Jerusalén, construido por orden de Dios. Mientras que el culto en el reino del norte se concentró en prácticas idolátricas que incluso fueron denunciadas por profetas como por ejemplo Jeremías (Jeremías 48:13).

¿Quiénes son los verdaderos adoradores?

Ambos pueblos tuvieron a lo largo de la historia una tremenda enemistad, ambos afirmaban adorar al verdadero Dios, y se condenaban mutuamente por practicar un culto falso.

Pero, ¿Quiénes son los verdaderos adoradores?, esto fue lo que preguntó la mujer, entonces fue cuando Jesús le respondió: «Créeme, mujer, que se acerca la hora en que ni en este monte ni en Jerusalén adorarán ustedes al Padre.» (Juan 4:21).

Con esta respuesta, el Señor Jesús estaba diciendo que el pueblo elegido de Dios no se limitaría a Samaria o Jerusalén, y que a partir de la llegada del Consolador, es decir, del Espíritu Santo, los verdaderos adoradores son los que desde su interior lo reciban y lo adoren de corazón en cualquier lugar.

✅ Dato importante # 1: A partir del ascenso del Señor Jesucristo después de la resurrección, y el descenso del Espíritu Santo, la verdadera adoración no es en un lugar físico, sino en el interior de todo creyente, porque ahora el templo de Dios somos nosotros (1 Corintios 6:16).

¿Qué es adorar a Dios en espíritu y en verdad?

Es posible entender lo que es adorar en espíritu y en verdad en las propias palabras de Jesús. Observe que él eliminó cualquier limitación física, es decir, la verdadera adoración no estaría atada a un lugar (Juan 4:21).

Sin embargo, adorar a Dios va mucho más allá de saber que lo puedo adorar en cualquier lugar, si bien es cierto que ahora la adoración a nuestro Dios puede ser en nuestra casa, en nuestra habitación, o en nuestro lugar de descanso, no se limita simplemente a esto.

Jesús señaló el error de los samaritanos y le dijo a la mujer: «Ahora ustedes adoran lo que no conocen» (Juan 4:22). Los samaritanos habían rechazado los libros poéticos y proféticos del Antiguo Testamento, es decir, habían ignorado la propia revelación especial de Dios en la Escritura.

Esto significa que adorar en espíritu y en verdad no es solo adorar a Dios en cualquier lugar, sino basarse en la verdad de Dios, y obedecer y crecer en el conocimiento pleno de él, el cual es revelado en toda Su Palabra (1 Timoteo 2:4).

✅ Dato importante # 2: Hoy en día los cristianos cometen un error al decir que el lugar de adoración es la «casa de Dios» o el «lugar de culto», sin embargo, el Señor declara que él no habita en templos hechos por manos humanas (Hechos 17:24), sino que él habita en el interior de cada creyente, es decir, en la iglesia (asamblea de creyentes), por Su Santo Espíritu.

El Padre busca verdaderos adoradores

Jesús dice claramente que Dios busca verdaderos adoradores, es decir, aquellos que le adoran en espíritu y en verdad (Juan 4:23).

Esto quiere decir que no podemos adorar a Dios de cualquier manera, por el contrario, los verdaderos adoradores adoran a Dios de acuerdo a las normas que él mismo ha establecido en Su Palabra.

En otras palabras, Dios nunca aceptará ningún tipo de culto que no esté en conformidad con su voluntad. Por mucho que el hombre intente innovar, imaginar o crear supuestos «cultos», todos serán vistos por Dios como falsos y reprobables. Por eso busca a los que le adoran en espíritu y en verdad.

El Señor quiere hombres y mujeres dispuestos a obedecer Su palabra a medida que como hijos de Dios vamos creciendo en santidad y consagración al Señor, es decir, una adoración progresiva que nos lleva cada día a asemejarnos a Cristo en santidad y obediencia sin reservas.

La adoración en espíritu y en verdad es una necesidad

Por último, el Señor afirma que es necesario adorarlo en espíritu y en verdad (Juan 4:24). Esto significa que no hay otra opción, es decir, es un deber hacerlo, porque esta realidad es parte fundamental de nuestra nueva vida en Cristo.

Por lo tanto, todos los que han nacido verdaderamente de nuevo, al ser regenerados por el Espíritu Santo, necesariamente adoran a Dios en espíritu y en verdad, esta adoración no es solamente cada siete días los domingos o sabádos, en una reunión de iglesia, sino que es una verdadera adoración diaria.

Es una adoración en la que el cristiano vive una vida de devoción permanente en Cristo, donde en su día a día reconoce al Señor en todos sus caminos y vive en permanente oración y comunión con el Señor para que lo dirija en todas las cosas.