Uno de los versículos más utilizados por el pueblo cristiano para dedicar a otros hermanos es el Salmo 37:4, pero realmente ¿cuál es el significado de este versículo?, si quieres descubrirlo debes continuar leyendo para conocer lo que realmente significa que Dios conceda los deseos de tu corazón.
Cuando leemos este pasaje para nosotros mismos o se lo regalamos a alguien, por lo general pensamos que Dios concederá nuestros deseos materiales, aquellos como un carro nuevo, o un departamento nuevo, pero, ¿es realmente este el significado que expone David en el salmo?.
La afirmación Deléitate en el Señor, y él concederá los deseos de tu corazón significa que el creyente debe gozarce en obedecer los mandamientos del Señor (Salmo 37:4). De esta forma sus deseos serán satisfechos de acuerdo a los propósitos de Aquel que lo llamó.
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Explicación Salmo 37:4 Deléitate en el Señor y Él concederá los deseos de tu corazón
Para explicar el Salmo 37:4 «Deléitate en el Señor, y él te concederá los deseos de tu corazón», primero debemos decir que es un versículo que ha sido malinterpretado por muchas personas.
Por lo general, estas personas ponen un énfasis erróneo en la parte final de la frase: «y Él te concederá los deseos de tu corazón».
Por sí solo, cuando leemos este versículo, a primera vista parece que Dios promete cumplir todos nuestros deseos. Por eso este versículo se ha utilizado en muchas predicaciones y campañas de prosperidad.
Utilizan este versículo como una fórmula infalible, después de todo, la frase es clara: «Deléitate en el Señor, y Él te concederá los deseos de tu corazón». Pero la pregunta es: ¿Cuáles son esos deseos del corazón que el Señor concede cuando nos deleitamos en Él?
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¿Qué es Deleitarse en el Señor?
Deleitarse significa «sentir placer», «satisfacción» y «contentamiento». Cuando el salmista dice: «Deléitate en el Señor», esto implica, en primer lugar, que lo reconoce como su Señor y que su deseo es hacer su voluntad y obedecer con agrado todos su mandamientos.
Solo quien comprende verdaderamente su señorío puede deleitarse en el Señor. Él es el creador y sustentador de todas las cosas. Él gobierna la historia según sus propósitos soberanos.
Deleitarse en el Señor implica adorarle y glorificarle como es debido. Esto incluye creer en él, meditar en él, recordarlo, honrarlo, amarlo, desearlo y apreciarlo sobre todas las cosas.
Quien se deleita en el Señor tiene celo por Él. Tal persona se entrega en total obediencia y sumisión a la voluntad del Señor. El que se deleita en el Señor confía y espera en Él en todo, y nunca se complace en lo que ofende y transgrede su Palabra.
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Él concederá los deseo de tu corazón
El Rey David, al escribir el Salmo 37 dice que el Señor concede los deseos del corazón de quien se deleita en él. Pero se equivoca quien piensa que eso significa cualquier tipo de deseo. Por eso el salmista dice primero: «Deléitate en el Señor».
Estos deseos son los deseos de un corazón regenerado, sumiso a la voluntad de Dios, un corazón que se somete a la Palabra de la Verdad, un corazón que está preocupado por la causa del reino de Dios y completamente entregado a Él.
La frase «Deléitate en el Señor, y Él concederá los deseos de tu corazón» forma parte de un salmo que tiene implicaciones escatológicas. En él, el salmista reflexiona sobre la sabiduría y establece un contraste entre los justos y los malvados. El salmista se da cuenta de que la felicidad de los malvados es temporal.
Aunque el malvado prosperará en esta tierra, no disfrutará de las bendiciones venideras reservadas a los justos. A menudo el pueblo de Dios es oprimido por los malvados (Salmo 37:12-15). Pero a diferencia de los malvados, el que se deleita en el Señor recibirá una bendición eterna (Salmo 37:18). En esto consisten los deseos de su corazón.
Por lo tanto, la afirmación «Deléitate en el Señor, y él te concederá los deseos de tu corazón» no tiene que ver con los deseos carnales que no esten alineados a la perfecta voluntad de Dios. Aquellos deseos como riquezas materiales, abundancia de dinero o éxito social deben pasar por el filtro del propósito de Dios en cada creyente.
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El Señor concederá los deseos de justicia de sus hijos
Los deseos del corazón de los justos no son terrenales; no son superfluos y menos aún pasajeros; no son como los deseos del corazón de los malvados. Los deseos del corazón de los justos son mucho más excelentes y elevados. Los deseos del corazón de los que se deleitan en el Señor se reducen a una sola esperanza. Esperan con ansias el Día del Señor. En ese día los malvados recibirán el pago por su maldad, y los justos serán declarados inocentes por los méritos de Cristo (Tito 3:7).
Por eso, el salmista dice: «Hará que tu justicia resplandezca como el alba; tu justa causa, como el sol de mediodía.» (Salmo 37:6). Solo por la obra de Jesucristo los pecadores pueden ser declarados justos.
Aquellos que han sido perseguidos y oprimidos por los malvados en esta tierra, y que han sufrido grandes tribulaciones como si todo quedara impune, tendrán sus deseos concedidos. Esto se debe a que esos deseos reflejan el propósito soberano de Dios.
Los justos que se han deleitado en el Señor mientras eran perseguidos en este mundo, pronto serán glorificados, recibirán bendiciones en esta tierra conforme a su voluntad y además podrán deleitarse en Él por toda la eternidad en el nuevo cielo y la nueva tierra.
Debido al extraordinario don de la gracia de Dios, la afirmación «Deléitate en el Señor, y Él concederá los deseos de tu corazón» es una promesa maravillosa y real.
Si quieres profundizar más sobre el Salmo 37:4, te recomendamos el siguiente video.
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