ᐅ ✔️ ¿Quién fue la mujer de Job en la Biblia?

La esposa de Job fue la persona que, según la Biblia, permaneció junto a Job durante el tiempo de su sufrimiento, a pesar de que ella tenía una visión pesimista de la situación. La verdad es que la esposa de Job no mostró la misma paciencia y fidelidad que su marido.

Aunque mucha gente siente curiosidad por saber quién era la mujer de Job, la Biblia dice muy poco de ella. Ni siquiera se menciona su nombre. Cualquier intento de atribuir información personal a la esposa de Job carece de base bíblica.

¿Qué se sabe de la esposa de Job?

Lo que se sabe de la mujer de Job es que gozaba de una posición muy importante en Oriente. Esto se debe a que su marido, Job, era el hombre más importante de toda aquella región.

La Biblia menciona que Job tenía una hacienda muy grande, con miles de camellos, ovejas y cientos de asnos y yuntas de bueyes; además de estar servido por muchos criados (Job 1:3). Por lo tanto, se puede afirmar que la mujer de Job tenía una vida cómoda.

La Biblia también dice que Job era padre de diez hijos, y debido a que la Biblia no mencional la poligamia en este tiempo es muy probable que la esposa de Job sea también la madre de sus diez hijos, siete de los cuales eran varones y tres mujeres (Job 1:2).

La desesperación de la mujer de Job

La cómoda vida de la esposa de Job se vio sacudida cuando su marido se vio afectado por un intenso sufrimiento. De hecho, al ser su compañero de vida, el sufrimiento de Job fue también el sufrimiento de aquella mujer.

Al parecer, ella vio desaparecer en un solo día todas las posesiones de su casa; y lo que es peor, morir a todos sus hijos. Según el texto bíblico, los hijos de aquella mujer estaban muy unidos y solían estar juntos. Por eso, el día en que la calamidad se abatió sobre la familia de Job, todos sus hijos estaban reunidos en una casa que acabó derrumbándose sobre ellos (Job 1:19).

Hasta aquí el texto bíblico no menciona la reacción de la mujer de Job. Pero la secuencia del texto nos informa de que el sufrimiento de Job aún no había llegado a su límite. Después de haber perdido a sus hijos y sus bienes materiales, Job perdió también la salud, pues se vio afectado por una terrible enfermedad, con llagas por todo el cuerpo (Job 2:7).

Es exactamente en este momento cuando la mujer de Job entra en escena en la Biblia. Pero desgraciadamente no aparece actuando con prudencia; al contrario, aparece aconsejando a Job que maldiga a Dios y muera (Job 2:9). Aunque ella no lo sabía, estaba proponiendo a Job que hiciera exactamente lo que Satanás quería que hiciera (Job 2:5).

El error y la restauración de la esposa de Job

Es evidente que la esposa de Job estaba muy equivocada, pero tampoco en este caso podemos ser insensibles con ella. Era humana, una mujer, una madre como cualquier otra, y había perdido a sus diez hijos de golpe. Después de todo esto, seguía de pie ante su marido, que había sido el hombre más importante de Oriente, pero que ahora estaba humillado y sentado entre los escombros de la ciudad.

Por lo tanto, en la estimación de la esposa de Job no le quedaba nada. Es posible que al dar ese consejo a Job, ella tuviera en mente el final del sufrimiento de su marido. Tal vez prefería que Dios lo matara antes que verlo sufrir aún más. En ese momento, es probable que pensara que la muerte era la mejor solución a la situación.

Pero Job era fiel a Dios y no estaba dispuesto a renunciar a su integridad. Por eso Job reprendió a su mujer diciéndole que sus palabras eran las de una insensata (Job 2:10). Job también enseñó a su esposa que Dios tenía autonomía para darles lo que quisiera, fuera bueno o malo; y esto no convertiría a Dios en injusto (Job 2:10).

Sin embargo, la buena noticia es que al final la mujer de Job también fue restaurada. Como la Biblia no deja ninguna indicación de que la esposa de Job lo abandonara y él se casara con otra persona, es justo considerar que fue esa misma mujer la que recibió del Señor una nueva familia con Job (Job 42:13). Así que es muy probable que ella también aprendiera mucho de todo aquel sufrimiento que cayó sobre su familia, y que de alguna manera se perfeccionara.