Uno de los milagros más emblemáticos registrados en la Biblia es el de Jesús caminando sobre el agua. Este milagro se recoge en tres de los cuatro Evangelios (Mateo 14:22-33; Marcos 6:45-51; Juan 6:16-21).
La Biblia también destaca la actitud de Pedro ante este gran milagro. Al ver a Jesús caminando sobre el mar, Pedro pidió que se le permitiera acercarse a él. Pedro caminó sobre el mar durante unos instantes, pero después comenzó a hundirse. Así que acompañanos en este estudio para saber cómo ocurrió todo.
Jesús al caminar sobre el agua, reveló muy claramente a sus discípulos su naturaleza divina. Además, cuando lo hizo enseñó a sus discípulos que cuando la fe se deposita en Cristo, el Hijo de Dios, no hay nada que temer.
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Contenido
- 1 ¿Cuándo caminó Jesús sobre el agua?
- 2 Jesús camina sobre el mar
- 3 ¿Cómo puede alguien caminar sobre el agua como si estuviera en tierra firme?
- 4 Pedro camina por el mar
- 5 ¿Qué es caminar sobre las aguas?
- 6 ¿Por qué Jesús caminó sobre el agua?
- 7 Jesús caminó sobre el agua porque es Dios
- 8 Jesús camina sobre el agua y debemos confiar en él
¿Cuándo caminó Jesús sobre el agua?
Jesús caminó sobre las aguas después de un día muy difícil. Había alimentado a una multitud de cinco mil hombres, sin contar las mujeres y los niños. Asombrados por todo lo ocurrido, el pueblo quiso hacer de Jesús el rey de los judíos.
La gente pensaba que el propósito del ministerio mesiánico de Jesús era terrenal. La gente vio en Jesús un posible líder que los llevara a un levantamiento contra Roma, y no pudieron entender que en realidad traía un reino espiritual.
Así que Jesús se alejó de la multitud para orar, y luego decidió irse a otro lugar. Mientras se despedía de aquellas personas, Jesús ordenó a sus discípulos que cruzaran el mar de Galilea hasta la ciudad de Cafarnaúm, deteniéndose quizá en el puerto de Betsaida (Juan 6:17; Marcos 6:45).
Probablemente Jesús acordó con los discípulos que se adelantaran navegando por el contorno de la orilla del mar de Galilea hasta Betsaida. Allí Jesús se reuniría con ellos para que juntos cruzaran al otro lado, hacia la ciudad de Cafarnaúm.
La Biblia dice que, después de despedir a la multitud, Jesucristo subió solo a un monte para orar. Allí permaneció hasta el anochecer. En ese momento, la barca de los discípulos estaba siendo azotada por las olas porque el viento soplaba en contra (Mateo 14:24).
Lo más probable es que los discípulos se acercaran al puerto de Betsaida y esperaran a Jesús. Pero pronto comenzó a soplar un fuerte viento que alejó la barca de los discípulos de la orilla.
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Jesús camina sobre el mar
El Mar de Galilea es un lago de unos veintiún kilómetros de largo. Su anchura máxima es de catorce kilómetros. Se cree que en el punto donde se encontraban los discípulos, la anchura del lago alcanzaba fácilmente los once kilómetros. La Biblia dice que la barca ya estaba en medio del mar a causa del viento (Marcos 6:47; Mateo 14:24).
Las tormentas repentinas son habituales en esa región. El lago se encuentra en una depresión muy por debajo del nivel del mar y está rodeado de montañas. Allí, las corrientes de aire frío procedentes de las montañas se encuentran con el aire cálido que cubre el lago. Todo esto hace que los vientos levanten olas de casi tres metros de altura durante una tormenta.
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La Biblia dice que Jesús vio a los discípulos remando con dificultad, a unos cinco kilómetros de la orilla (Juan 6:19; Mateo 6:48). Los discípulos tuvieron que enfrentarse a esa situación durante unas horas. Parece ser que era la primera hora de la tarde cuando el viento empezó a arrastrar la barca hacia el medio del mar, y Jesús llegó a la barca solo cuando ya estaba amaneciendo (Mateo 14:23-25).
¿Cómo puede alguien caminar sobre el agua como si estuviera en tierra firme?
La forma en que Jesús llegó a la barca de los discípulos fue extraordinaria. Remaban contra la fuerza del viento en un intento casi inútil de controlar el barco. Entonces, de repente, vieron a alguien caminando sobre el mar. La figura era indistinta y estaban completamente aterrorizados.
Los discípulos incluso pensaron que era un fantasma y comenzaron a gritar de miedo (Mateo 14:26). Pero pronto Jesús les dijo: «¡Cálmense! Soy yo. No tengan miedo»(Marcos 6:50). Así que Jesús subió a la barca, el viento se calmó y llegaron sanos y salvos a su destino deseado.
Pedro camina por el mar
Solo el apóstol Mateo recoge la reacción de Pedro cuando se enteró de que Jesús caminaba sobre el agua (Mateo 14:28-31). Pedro se apresuró a pedir a su Maestro que le permitiera ir a su encuentro.
Pedro caminó sobre el agua durante un tiempo, pero pronto se hundió. Es habitual que algunas personas critiquen al apóstol Pedro por hundirse en el agua. Aquí hay que recordar que Pedro no era un incrédulo.
Probablemente ninguno de nosotros habría tenido la fe que tuvo Pedro. Podríamos haber permanecido fácilmente en la barca junto con los demás discípulos. Pero Pedro quería más.
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¿Qué es caminar sobre las aguas?
Caminar sobre las aguas es el resultado de una fe genuina en Cristo. Pedro, ni por un instante dudó de que la persona que caminaba sobre el agua era Jesús, y por eso pidió acercarse a Él.
Así, mientras Pedro mantenía su mirada fija en Jesús, podía experimentar en su propia vida el poder divino sobre la naturaleza. Cuando Pedro caminó sobre las aguas, experimentó de la manera más literal posible la acción sobrenatural de Dios sobre la creación. Pero en el mismo momento en que apartó la mirada de Jesús y se centró en el viento y las olas que le rodeaban, empezó a hundirse.
Sin embargo, Pedro no pidió a los discípulos que estaban en la barca que le apoyaran. Tampoco pensó en confiar en sus propias habilidades para intentar escapar de esa difícil situación nadando. Pedro simplemente clamó al Señor por ayuda. Había vacilado, pero no había olvidado que frente a él estaba el único que podía ayudarle.
Inmediatamente, Jesús le extendió la mano y lo tomó por la suya. Sostenido en los brazos de Jesús, Pedro escuchó la oportuna reprimenda: «Hombre de poca fe, ¿por qué dudaste? (Mateo 14:31).
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¿Por qué Jesús caminó sobre el agua?
Jesús caminó sobre el agua para revelar a sus discípulos su plena divinidad. De hecho, todos los milagros realizados por Jesús durante su ministerio terrenal tenían como objetivo principal señalar a su persona como el verdadero Hijo de Dios enviado al mundo, tal como se promete en las Escrituras.
En consecuencia, el milagro en el que Jesús caminó sobre el agua también sirvió para fortalecer la fe de los discípulos. Ellos debían aprender que cuando la fe se deposita en Cristo, el Hijo de Dios, no hay nada que temer.
Mateo registra la reacción de los discípulos en armonía con el propósito principal de este milagro. Adoraron a Jesús diciendo: «Verdaderamente tú eres el Hijo de Dios» (Mateo 14:33).
Jesús caminó sobre el agua porque es Dios
Al caminar sobre el agua, Jesús se reveló como verdadero Dios. Solo el Creador del universo podía desafiar las leyes de la naturaleza y caminar sobre el agua.
Cuando caminó por el Mar de Galilea, Jesús no tuvo en cuenta las leyes de la gravedad, la densidad de los cuerpos o cualquier otra ley que pudiera poner en duda su milagro.
Simplemente abandonó la tierra firme y siguió caminando tranquilamente por el agua. Jesús demostró que las fuerzas físicas están completamente sometidas a Él.
De esta forma, Jesús dejó claro quién es realmente. Por eso la adoración de los discípulos era legítima. Estaban desconcertados ante el verdadero Hijo de Dios.
Jesús camina sobre el agua y debemos confiar en él
El milagro en el que Jesús caminó sobre las aguas nos enseña algunas lecciones importantes.
En primer lugar, de este milagro aprendemos a confiar en el Señor. A menudo estamos en medio de una tormenta, pero nuestro Dios es omnisciente. Él lo sabe todo. Aunque a veces la oscuridad de la noche intente impedirnos verlo, Él sigue teniendo sus ojos puestos en nosotros.
En segundo lugar, este milagro nos enseña que Dios actúa a su debido tiempo según su soberana voluntad. Los discípulos pasaron horas remando contra el viento. Si fuera según su voluntad, seguramente Jesús habría venido antes. Pero hay un tiempo correcto para todas las cosas, y nada escapa a Su propósito. Por mucho que no lo entendamos, el fin último de todas las cosas es la gloria de Dios. Él es el Señor de la historia.
En tercer lugar, incluso una tormenta tiene su propósito en el plan soberano de Dios. Los discípulos necesitaban aprender una lección. Necesitaban fortalecer su fe en el Señor. Hay lecciones que solo se pueden aprender en medio de la tormenta.
Sin embargo, no importa si el fuerte viento acaba alejándonos de la orilla. Las aguas del mar de la vida no son un problema para Él. En el momento justo nuestro Redentor viene caminando sobre las aguas.
El profeta Nahum escribe que el Señor «camina en el huracán y en la tormenta» (Nahum 1:3). Podemos descansar en la seguridad de que las olas más altas, las que a veces incluso cubren nuestra barca, estarán siempre bajo los pies de nuestro Dios.
Jesús camina sobre las aguas hacia nosotros, y debemos recibirlo como el verdadero Hijo de Dios, del que dependemos completamente.
Si quieres recordar la escena de forma más detallada de como Jesús caminó en las aguas, te recomendamos el siguiente video.
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