Definitivamente algo que hemos visto en algún momento de nuestra vida es la señal que hacen las personas sobre su frente en forma de cruz cuando van a misa o cuando encuentran una imagen católica. Esto es algo que los católicos han hecho durante mucho tiempo.
Esta señal hace parte del concepto arraigado de la religión católica, sin embargo son muy pocas las personas que conocen su origen y significado, ya que no solemos reunirnos con nuestros amigos o hermanos y comentar este tipo de cosas.
La práctica de la señal de la cruz se remonta al rededor del año 160 D.C a un sacerdote de la Iglesia llamado Tertuliano. En un escrito de nombre «De Corona Militis«, encontramos claramente esta práctica descrita así: «Cuando empezamos a caminar, cuando salimos y entramos, cuando nos vestimos, nos lavamos y comenzamos a comer, cuando nos acostamos, cuando nos sentamos, en esas ocasiones y en todas nuestras demás actividades, cruzamos la frente con la señal de la cruz».
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¿Cuándo se originó la señal de la cruz?
El persignarse o hacer la señal de la cruz comenzó con el objetivo de mostrar la fe en Jesús. Este fue un simple gesto, donde se formaba una cruz en el aire con la mano, representando la creencia de que Jesús murió por los pecadores en una cruz para su salvación.
Con el tiempo, surgieron reglas para hacer esta señal, y cada gesto representaba un significado, convirtiéndose en un ritual que simbolizaba:
- La muerte de Jesús en la cruz
- La Trinidad: Padre, Hijo y Espíritu Santo
- La naturaleza humana y divina de Cristo
- La protección de Dios
¿Debe un cristiano hacer la señal de la cruz?
La señal de la cruz o el persignarse fue creado por tertuliano, por tanto es una práctica humana instaurada en un momento de la época de la iglesia del siglo III, en la Biblia no aparece esta práctica en ninguno de los dos testamentos, por tanto no debe ser una práctica que realice el pueblo cristiano.
En el ministerio de Jesús no encontramos ningún registro de la señal de la cruz y la Biblia tampoco menciona que los discípulos y primera iglesia de los hechos de los apóstoles hicieran alguna señal con las manos en el momento de oración o devoción a Dios. Por tanto, hacer la señal de la cruz es nuestra frente antes, durante o después de cualquier oración, culto o devoción a Dios no es necesaria, y mucho menos esencial, en la vida cristiana.
Las únicas referencias en la Biblia que hablan acerca de un tipo de señal del pueblo de Dios las encontramos en (Ezequiel 9:3-4; Apocalipsis 7:2-3) y este tipo de señal no habla de que debe ser una práctica constante y continua del creyente, sino es una señal puesta por el mismo Señor a su pueblo y son puestas a los siervos en el fin de los tiempos. Por tanto, estos pasajes no tienen una base bíblica para realizar una doctrina de hacer la señal de la cruz con nuestra mano o como también lo llama la religión católica persignarse.
¿Es pecado hacer la señal de la cruz?
La señal de la cruz, en sí misma, no es pecado. El problema es la fe que las personas ponen en esta señal. La iglesia católica ha puesto mandamientos humanos que no son bíblicos y ha instaurado esta práctica como parte de la bendición del creyente.
Hoy en día demasiadas personas confían en la señal de la cruz, no en lo que representa. Persignarse se ha convertido en un gesto supersticioso para alejar el mal o para obtener buena suerte o una bendición. De hecho en el catecismo católico esta instaurado como una buena práctica en todo momento, diciendo textualmente «La señal de la cruz nos fortalece en las tentaciones y en las dificultades» (Catecismo, n. ° 2157).
La Biblia no habla de que una señal en nuestra frente nos proteja de las tentaciones y mucho menos que nos fortalezca. Por esta superstición y el mal uso, es que el cristiano no debe adoptar la señal de la cruz. La señal de la cruz no tiene poder; el verdadero poder pertenece y esta en Dios.
Conclusión
Un cristiano evangélico debe evitar hacer la señal de la cruz con su mano como una práctica normal, no para condenar a quienes lo hacen, porque pueden haber muchas personas que lo hacen verdaderamente con un corazón sincero y humillado a Dios, sino en oposición a la superstición asociada con el gesto (1 Tesalonicenses 5:21-22).
Recuerda que el señor quiere que antes de realizar cualquier acción física externa e incluso sacrificio para él, lo que el realmente desea de ti es tu obediencia. «¿Qué le agrada más al Señor: que se le ofrezcan holocaustos y sacrificios, o que se obedezca lo que él dice? El obedecer vale más que el sacrificio, y el prestar atención, más que la grasa de carneros.» (1 Samuel 5:22). Así que lo que realmente agrada a Dios es nuestra obediencia, no las cosas externas que hagamos para aparentar ser religiosos, sino un corazón que realmente ame a Dios por encima de todo.