Hablar de la envidia es hablar de un tema que toca lo mas profundo de nuestro ser, todo ser humano es envidioso. Esto se debe a la condición de nuestro cuerpo, un cuerpo en el que la carne tiene una gran fuerza y poder sobre nuestro hombre interior.
En algún momento llega a nuestro corazón la envidia, un sentimiento egoísta sobre un logro, bendición o éxito de los demás, entonces, en este artículo descubrirás lo que dice la Biblia acerca de la envidia y aprenderás por qué albergar este sentimiento es extremadamente peligroso para nuestra fe en el Señor Jesucristo.
La Biblia dice que la envidia es un pecado que pudre los huesos (proverbios 13:30) y es una manifestación de las obras de la carne (Gálatas 5:19). Por lo general, la Biblia la refiere como una connotación negativa, generalizada por el acompañamiento de los celos.
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¿Qué significado tiene la envidia en la Biblia?
La envidia es un sentimiento fuerte y maligno que se encuentra en el interior de todo ser humano, el cual desea poseer lo que pertenece a otro. Es un sentimiento egoísta que hace parte de la naturaleza caída del ser humano, el cual debe ser combatido en el Espíritu.
En la Biblia se puede encontrar una importante cantidad de versículos que nos aconsejan no tener envidia, justamente porque es un sentimiento que no debe gobernar al creyente. La envidia tiene una relación estrecha con la codicia, la cual forma parte de los diez mandamientos de la ley de Dios del Antiguo Testamento.
La envidia es un sentimiento que nos lleva a pecar y a hacer cosas que son condenadas por el Señor. Cuando Santiago habla de las guerras, y menciona el motivo por el cual son producidas, dice que son el resultado de un corazón envidioso y celoso (Santiago 3:14-15). Por eso es muy importante tener cuidado con este sentimiento.
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¿Qué características tiene una persona envidiosa?
La envidia hace mucho daño al ser humano. Debido a que la Biblia declara que la envidia no solamente hace daño a nuestra alma y espíritu (1 Tesalonicenses 5:23), sino que también compromete de manera terrible a nuestro cuerpo.
Por ejemplo, proverbios 14:30 dice: «El corazón tranquilo da vida al cuerpo, pero la envidia corroe los huesos»; así podemos observar, que la envidia es algo tan aterrador que es capaz de debilitar los huesos, es decir, el cuerpo hasta llevarlo a una enfermedad terrible.
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Entonces, de acuerdo a la Biblia, una persona que es envidiosa tendrá problemas en todo su ser, en el espíritu al contristar al Espíritu Santo, en el alma, por ser egoísta y alimentar los celos y en el cuerpo, porque la envidia carcome los huesos.
Entonces, una persona que se caracteriza por se envidiosa, es una persona que tiene como característica la infelicidad. La persona envidiosa no es feliz, porque la envidia que posee en su interior lo somete en malos pensamientos y codicias.
Algunos ejemplos de envidia en la Biblia y consecuencias
En la Biblia podemos encontrar diferentes personajes que fueron terriblemente afectados por el pecado de la envidia. Lo podemos ver por ejemplo en los hermanos Abel y Caín, en los hermanos de José y en Raquel.
Caín al darse cuenta que el Señor aceptó la ofrenda de su hermano Abel porque era excelente y rechazó la suya por ser mediocre, se enfureció y tuvo una envidia a un nivel tan alto que superó todos los otros sentimientos a favor de su hermano.
La envidia en el corazón de Caín fue tan diabólica que termino matando a su hermano (Génesis 4.4-8). Esto es algo realmente lamentable.
De hecho, antes de que sucediera ese terrible asesinato, podemos ver como la envidia de Caín sobre Abel lo había llevado a una infelicidad completa (Génesis 4:5). No en vano las Escrituras nos aconsejan no desear con envidia los bienes de nuestro prójimo (Éxodo 20:17).
De igual forma que Caín, los hermanos de José tuvieron envidia de su hermano menor (Génesis 37:11) y terminaron vendíendolo como esclavo.
Las mujeres no están exentas de tener este terrible sentimiento en el corazón y lo vemos en Raquel, la esposa de Jacob, la cual tuvo envidia de su hermana Lea al no poder darle los hijos que su hermana si podía (Génesis 30:1).
David incluso fue uno de los hombres que fue preso de la envidia, al envidiar a Urías por la hermosura de su esposa, esa codicia lo llevó a matar a aquel hombre y sufrir las terribles consecuencias de la guerra en su familia.
Por supuesto que también podemos encontrar ejemplos de envidia en el Nuevo Testamento, tal es el caso de los fariseos y los saduceos, los cuales entregaron a Jesús a pilato por envidia (Mateo 27:18)
Así, la envidia es un mal que tenemos en la carne, el cual puede incluso llevarnos a destruir la vida de otra persona, envidiar lo que tiene otro no es de Dios y por tal motivo, debemos pedirle al Señor ayuda para ser libres de este terrible sentimiento.
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¿Qué aconseja la Biblia sobre la envidia?
Podemos encontrar muchos consejos de la Palabra de Dios sobre la envidia, entre ellos tenemos:
- No envidiar a los ímpios que practican la maldad y prosperan (Salmos 37:1, Proverbios 23:17)
- No envidiar al hombre injusto, ni seguir ninguno de sus caminos (Proverbios 3:31)
- Tener cuidado de la envidia, porque es peor que la furia y la ira (Proverbios 27:4)
- Trae confusión y todo tipo de cosas malvadas (Santiago 3:16)
Por desgracia este sentimiento malo y difícil de dominar, habita en cada uno de nosotros y depende de nosotros dominarlo, como cualquier otro sentimiento.
Un consejo muy importante además de los ya citados, es considerar como dice el apóstol Pablo en Filipenses 2: «a los demás como superiores a uno mismo». Cuando lo hacemos, dejamos de pensar sólo en nosotros mismos, somos menos envidiosos y libres de este pecado.
Es importante entender, que también podemos ser el blanco de la envidia. La envidia de otra persona puede causar problemas en nuestra vida cuando esa persona se vuelve contra nosotros y trata de hacernos daño.
Pero la Biblia dice que la venganza no es la solución. La solución es orar por los que nos persiguen y mostrar el amor de Cristo (Lucas 6:27-28). De este modo, todos verán que nuestra causa es justa y la persona envidiosa puede incluso arrepentirse al ver nuestra actitud.
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¿Cómo superar el sentimiento de envidia?
Como ya lo hemos mencionado, todo ser humano es vulnerable a este sentimiento. Es por ese motivo que debemos guardar nuestro corazón para evitar que ese sentimiento nos domine como a los personajes que analizamos en los ejemplos.
Para poder superar la envidia y combatirla hacía una persona, la única solución es el amor. Debemos aprender a amar a esa persona y a alegrarte en cada una sus victorias aunque incluso no las merezca, ese es un verdadero amor, el cual es semejante al de Cristo, que nos salvó sin merecerlo.
«El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso».
(1 Corintios 13:4).
Así, la solución a un corazón envidioso y egoísta es el amor en Cristo, es ser lleno del Espíritu Santo y dar fruto. La carne y sus pasiones no deben gobernar al creyente, sino que esta debe ser sometida a Cristo (Galátas 2:20). Que el Señor gobierne nuestra vida y podamos someter este sentimiento a la mas mínima expresión, Amén.
Te recomendamos el siguiente video el cual enseña la forma correcta de batallar contra la envidia.
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